José Javier ya sonríe

Jorge Casanova
JORGE CASANOVA REDACCIÓN /LA VOZ

GALICIA

RAMON GOMEZ (EL NORTE DE CASTILLA)

El vallisoletano herido en el Alvia y que estuvo tres semanas en coma iniciará su rehabilitación en Madrid

08 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

-¿Qué es lo que me pasa? ¿Qué enfermedad tengo?

-No estás enfermo. ¿Recuerdas que ibas a Ferrol en tren? Pues tuviste un accidente.

En esta breve conversación se quedó José Javier Sanz cuando despertó del coma, tres semanas después del accidente de Angrois. Así lo relata su madre, Belén, desde Valladolid, que confirma que su hijo no ha querido saber nada más al respecto. Ni comentarios, ni medios de comunicación. «Quiero ir poco a poco», declaraba esta semana a El Norte de Castilla desde la habitación de hospital en la que se encuentra ingresado.

«Está muy contento, muy alegre y no quiere más que hablar», cuenta Belén, aunque José Javier ha tenido que volver al silencio estos días después de que le cosieran la traqueotomía que tuvo que padecer en Santiago para garantizar que pudiera respirar por sí mismo en aquellos días de oscuridad. En el Clínico, sus padres vivieron la incertidumbre de estar a su lado sin saber con certeza si lograría despertar. Pero lo hizo. Abrió los ojos y dejó a un lado cualquier esfuerzo memorístico para centrarse en lo que le queda: «Volvió a nacer», repite su madre, como hacía aquellos días. Pero hoy sabe que ese renacimiento es verdadero y que a José Javier le queda mucha vida por delante. Mucha vida y bastante rehabilitación.

Dificultades de movilidad

Este funcionario de la Junta de Castilla y León tiene aún dificultades de movilidad en su parte derecha, especialmente en el brazo, que es lo que más le duele. Probablemente, mañana mismo la familia hará de nuevo las maletas para irse a Madrid, donde José Javier iniciará su proceso de rehabilitación, aunque sus padres lo afrontan con optimismo: «Hace días que se levanta y camina por el pasillo. Pero él está muy contento», repite Belén. Come bien y tiene un espíritu muy positivo. Son sus tres hermanos los que se lo llevan a pasear por la planta, aunque José Javier requerirá ayuda profesional para volver a recuperar totalmente la movilidad que lo había convertido en un viajero incansable. A él, el nuevo traslado no le ilusiona demasiado: «No tengo ningunas ganas de iniciar el proceso».

José Javier Sanz, 42 años, había subido al tren Alvia en Valladolid camino de Ferrol, donde tenía previsto pasar unos días de vacaciones con un grupo de amigos que lo esperaban allí. Tras el accidente, entró en un estado de coma del que tardó tres semanas en salir. De hecho, fue el último en abandonar la unidad de cuidados intensivos del Clínico compostelano. Apenas estuvo unos días en la planta.

Poco después de que los médicos lo autorizaran, sus padres reclamaron su traslado en ambulancia a Valladolid, donde se reencontró con los suyos y con muchos otros que lo han ido a ver desde entonces, entre ellos, los amigos que iba a visitar en Ferrol: «No hay día que no haya gente en la habitación», dice Belén desde su domicilio, desprovista ya de la angustia con la que vivió aquellas tres semanas en Compostela. Sabe que a su hijo no le quedarán secuelas físicas, que todo es cuestión de tiempo. Durante aquellos días en Santiago solo lo esperaba, pero ahora sabe que es verdad.