El maquinista del tren de Santiago: «Esto es inhumano, estas curvas...»

redacción / la voz

GALICIA

El maquinista, hablando por teléfono poco después del descarrilamiento.
El maquinista, hablando por teléfono poco después del descarrilamiento. óscar corral < / span>efe< / span>

La conversación del conductor del Alvia justo después del accidente

03 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Una conversación dramática minutos después de que se produjera el accidente ferroviario. El programa de Ana Rosa, de Tele 5, reprodujo ayer el diálogo del maquinista del Alvia con responsables de Renfe justo después de que su tren descarrilara en la curva de Angrois. Y es precisamente el diseño de este trazado lo que centra los lamentos y las críticas de Francisco José Garzón, imputado por 79 homicidios imprudentes. «Ya sabía que esto era peligroso, que algún día nos íbamos a despistar y nos íbamos a dar». «Esto es inhumano, estas curvas», añade después muy nervioso sobre el diseño de la vía en la zona próxima a la bifurcación de A Grandeira.

Al otro lado del teléfono, su interlocutor intenta tranquilizarlo. Pero es imposible. Garzón no para de exclamar «¡Ay Dios mío!». Le preguntan qué tal está y el conductor del Alvia responde que tiene un golpe en la espalda y la cara ensangrentada. También detalla dónde se produjo el accidente. «En el puente», dice. «Si es que no puede ser, no puede ser, es que entramos en la curva a 200, bueno a 200 no, a 190 o algo así. Si tenía que pasar a 80...». «Es que no, es que no puede ser hombre que hagan estas cosas. El maquinista tiene que estar visible, no por su lado», añade.

-Tú intenta tranquilizarte e intenta ayudar a alguien o algo.

-¡Es que no puedo con las costillas!

-No puedes con las costillas...

-No tengo fuerza porque me duelen las costillas.

-Vale, vale.

-No puedo. ¡Ay Dios mío, lo que he hecho! Es que esto no puede ser así hombre.

Garzón no para de lamentar que no puede ayudar a los viajeros.

-No puedo, ¡no puedo ayudar a esta niña! ¡Ay Dios mío!

-Tranquilízate que vamos a llamar ahora...

-¡No puedo ayudar a nadie! ¡Ay Dios mío! ¡Pobres viajeros! Recaerá en mi conciencia.

-Tú tranquilízate.

-Mi conciencia es de todos los pobres viajeros. Joder. Es que no puede ser. Me cago en diez.