Rosalía Mera, conciencia social

GALICIA

17 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

No está. Cuesta asumirlo ¿Cómo puede ser? La vida no es cosa de justos. Es evidente. Un misterio que todavía no nos ha sido revelado. Hoy, aquellos que han sentido su presencia sufrirán al percibir que recorre su último camino ¿Y los demás? Les mostraremos a los primeros, a los que la amaron, la sintieron, gozaron su alegría o su generosidad, a los que la creyeron como parte de sí, que su caminar hoy en Liáns debe ser una simple parada. Porque ella ya es parte de la historia de Galicia y cabalga sobre nuestro valle más hermoso, la conciencia. Así es como la vemos, conciencia social. Aquí es eso, es lección, mensaje, cordura, sentimiento, compromiso. Allá, fuera de esta tierra, era la mujer más rica de España, la primera esposa de Amancio Ortega.

Entendía el mercado, no podía ser de otro modo, ¿cómo si no ser pilar de los cimientos de Inditex?; y por ello, comprendía los márgenes; la escritura que sobresale y al deslucir la linealidad, deseamos borrar para no ver y acto seguido ignorar. Pero todas las letras son necesarias para escribir un idioma y ella entendió que, en la segunda etapa de su vida, le tocaba vocalizar las que otros no somos capaces de pronunciar. Se volcó en la inserción laboral y lo hizo introduciéndose en el sistema. Le hubiera resultado muy sencillo tirar de talonario y construir a golpe de dividendo, pero, ¿qué lección nos hubiera dado? Optó por elegir un modelo emulable, y la emularon; aunque menos de lo deseable. Por eso, su legado no puede parar, ha de elegir cadencia y sonar y sonar; hasta que nos destroce el tímpano y al hacerlo levantemos las manos, alcemos la vista y entendamos que todos somos todos.

Aunque su humanidad vivió acompañada de la cordura económica, no ansió ni el máximo beneficio ni el poder, ni los brillos de los flashes. Invirtió en Zeltia, convirtiéndose, en tiempos de máxima incertidumbre para la farmacéutica gallega, en principal baluarte de su presidente ¿Y por qué lo hizo? Por el proyecto, porque creía en su capacidad, ya demostrada, de salvar vidas. Quiso apoyar la cultura y la música y pensó en empresas, directores, artistas y músicos gallegos. Cualquier productora de Los Ángeles le hubiera hecho la ola; pero no era eso, ¿lo entiende? Era esto, eran ellos, somos nosotros. Interpretó que la jardinería era un arma de integración y lo abordó. Lo peleó, bajó a la arena ¿Por dinero? No seamos ilusos. Por ellos, por nosotros. Se va, y el hueco ha de cubrirse. Eso le diría a su hija si recoge la alforja: por ellos, por nosotros.