Accidente en Santiago: La policía encuentra el móvil quince días después

José Manuel Pan
José Manuel Pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Hoy declaran los dos vecinos a los que el maquinista les dijo que llevaba exceso de velocidad

08 ago 2013 . Actualizado a las 11:40 h.

El teléfono móvil con el que el maquinista hablaba segundos antes de descarrilar en Angrois estaba en la locomotora. Los especialistas de la Policía Nacional lo hallaron ayer entre los restos del tren durante el registro que supervisó el propio juez instructor del caso, Luis Aláez, que estuvo acompañado por el comisario José Luis Balseiro, que dirige la investigación policial. El móvil, que se hallaba en un lugar de difícil acceso, permaneció en la máquina desde que el tren Alvia se salió de la vía el pasado 24 de julio en la curva de A Grandeira, a apenas cuatro kilómetros de la estación de Santiago. Se trata del móvil corporativo que Renfe asignó a Francisco José Garzón (Monforte, 52 años) para sus comunicaciones profesionales, como la que estaba manteniendo con Antonio Martín Marugán (O Barco, 60 años) segundos antes del accidente, que causó la muerte de 79 pasajeros. Ambos hablaban sobre la forma de entrar en la estación de Pontedeume para facilitar la bajada de una familia con dos niños pequeños. Era la penúltima parada prevista en la ruta del Alvia, que había salido de Madrid a las tres de la tarde y que tenía como destino Ferrol, adonde nunca llegó.

Esa última llamada, que duró 1,40 minutos, no fue confesada por sus dos protagonistas hasta que se abrieron las cajas negras, seis días después del accidente. El maquinista no se la reveló al juez en su declaración del domingo día 28, cuatro días después, y tampoco la mencionó el interventor cuando la policía le tomó declaración tras el siniestro. De hecho, su existencia se confirmó el 30 de julio, cuando se conoció el contenido de las dos cajas negras en el Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago, que se hizo cargo del caso porque se encontraba de guardia el día del descarrilamiento, víspera del Día de Galicia. Las cajas negras, oficialmente denominadas registradores jurídicos, fueron abiertas en presencia de dos técnicos de la Policía Científica y representantes de Renfe, del ADIF y del Ministerio de Fomento.

Registro de las llamadas

Aunque no apareciese el móvil profesional del maquinista, los datos de las llamadas y mensajes realizados van a ser conocidos por los investigadores, ya que el juez instructor requirió a las compañías operadoras de telefonía información detallada sobre la actividad de los dos teléfonos que portaba Garzón en el momento del accidente, uno personal, que ya fue intervenido por la policía, y con el que el maquinista aparece en varias fotografías hablando poco después de salir de la locomotora, y el otro, el que ahora ha aparecido, y que Renfe tiene contratado con la empresa Vodafone.

En este momento, los investigadores ya disponen de dos dispositivos claves. De un lado, el teléfono profesional de Garzón, y de otro el iPad que el maquinista utilizaba en la cabina del tren para examinar con más detalle la ruta -como complemento al obligatorio libro horario en papel-, como él mismo aseguró durante el interrogatorio en el juzgado.

El iPad no estaba entre los restos del tren examinados ayer y anteayer en la explanada de un taller de A Escravitude, cerca de Padrón. La tableta electrónica apareció horas antes de esos registros. Según algunas fuentes, se encontraba entre los objetos y restos de los equipajes que fueron hallados en los primeros análisis de los vagones del Alvia. Había muchos móviles y dispositivos electrónicos, algunos en muy mal estado. Los especialistas del Cuerpo Nacional de Policía fueron activándolos y comprobando los registros de actividad para poder entregarlos a sus propietarios. Así fue cómo se pudo identificar el iPad que pertenece a Garzón, el cual tendrá que ser analizado por expertos para comprobar la actividad que tuvo en los instantes previos al descarrilamiento.