Accidente en Santiago: El maquinista hablaba por el móvil en el momento del descarrilamiento

La Voz

GALICIA

La caja negra confirma que el Alvia circulaba a 192 kilómetros por hora antes del descarrilamiento y que recibió la llamada de un controlador de Renfe, aunque la empresa no la reconoce como oficial

31 jul 2013 . Actualizado a las 05:16 h.

El maquinista del tren Alvia que se accidentó el pasado miércoles en Angrois estaba al teléfono en el momento del descarrilamiento. Recibía indicaciones de Renfe sobre lo que debía hacer una vez llegase a Ferrol y en un momento de esa conversación incluso se oye como consulta un plano.

Las cajas negras del tren recogen esta conversación del conductor con el que parece un controlador de Renfe minutos antes de que el tren descarrilase en la curva de Angrois. Según informa el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Francisco José Garzón Amo recibió una llamada a su móvil corporativo minutos antes del accidente para indicarle el camino que debía seguir después de alcanzar su destino, la estación de Ferrol. Por el ruido de fondo y por el contexto de la conversación, se deduce que estaba manejando «un plano o un documento similar».

Los datos almacenados en la caja negra revelan además que el Alvia circulaba a 192 kilómetros por hora en los kilómetros previos al descarrilamiento y que segundos antes del accidente se activó un freno, de manera que en la salida de vía el tren iba a una velocidad de 153 kilómetros hora.

Esta es la primera información que se ha logrado obtener tras más de cinco horas de trabajo volcando los datos de las dos cajas negras del tren accidentado en Santiago. A la espera de un informe policial que aporte más datos, el juez del caso ha autorizado a los técnicos de la Comisión de Investigación encargada por el Ministerio de Fomento a que realicen mediciones de las ruedas de los vagones, que no se moverán de las naves de Padrón hasta que se completen las inspecciones oculares. Según indican fuentes judiciales, está pendiente realizar un estudio de la máquina y el acceso a pequeñas zonas de difícil acceso que están rodeadas por hierros, por lo que se podría recurrir a perros para realizar esta tarea.

El propio maquinista, un experimentado ferroviario de 52 años, admitió el domingo ante el juez Luis Aláez que se distrajo, que pensó que se encontraba en otro tramo del trayecto de la línea Ourense-Santiago, que se confundió de túnel y que por lo tanto creía que aún no había llegado a la curva de Angrois. El juez dejó entonces en libertad, aunque con cargos por 79 delitos de homicidio y por una pluralidad de lesiones, todos ellos cometidos por imprudencia profesional, y con la imposición de medidas cautelares, como son la obligación de presentarse cada semana en un juzgado, la retirada del pasaporte y la inhabilitación cautelar para conducir trenes. Por el momento, el magistrado del juzgado de instrucción número 3 no ha citado a declarar a ningún testigo.

Suprimir las conversaciones en los puntos críticos

Renfe recomienda a sus maquinistas suprimir las conversaciones durante la conducción en los puntos críticos en donde se requiera más atención, así como valorar el riesgo antes en aquellas situaciones en las que voluntariamente desvíe la atención, ya sean tratamiento de averías o consulta de documentación. Según consta en la Guía de Buenas Prácticas de Renfe a la que ha tenido acceso Europa Press, la operadora señala que un caso especial en el control de la atención constituye el uso de la telefonía móvil y dispositivos similares, cuyo riesgo reside en que es una «actividad ajena a la conducción que requiere ciertas demandas que compiten con esta última». Así, apunta que la complejidad, el contenido y la duración de una conversación «juegan un papel relevante en cuanto al impacto de ésta en la conducción».

A este respecto, el documento recoge que los conductores deben velar por la duración y calidad de las conversaciones durante la conducción «suprimiéndolas, en todo caso, en los puntos críticos de la tarea en donde se requiera más atención». Además, la guía recomienda llevar apagados los dispositivos móviles personales durante la conducción y en el caso de los dispositivos corporativos hacer «un uso responsable de los mismos».En todo caso, en las conversaciones profesionales, subraya que se debe velar por «el mantenimiento de la conversación el tiempo estrictamente necesario durante la conducción».