Galicia dice adiós a las víctimas del accidente de Santiago

M. Cheda / Xosé V. Gago / O. Sánchez SANTIAGO DE COMPOSTELA

GALICIA

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Lavandeira Jr. | Efe

Con cientos de personas en su exterior, la catedral de Santiago acogió esta tarde el funeral por las 79 personas muertas en la tragedia ferroviaria de Angrois

30 jul 2013 . Actualizado a las 00:58 h.

Con 69 aún dentro de los hospitales y 79 ya fuera de este mundo, en su quinta jornada de luto oficial Galicia se detuvo esta tarde para llorar, para despedir a las víctimas mortales de la tragedia ferroviaria de Angrois. Desde las siete, la catedral de Compostela acogió un funeral que ha abarrotado la basílica y congregado en sus alrededores, donde incluso se instaló una pantalla gigante, a cientos de personas que guardan cola para entrar.

Sobre los bancos de la seo, aún conmovidas por el drama, convivieron esta tarde sentadas la Galicia civil y la España institucional. Entre otros, asisten los príncipes de Asturias, la infanta Elena y los presidentes del Gobierno central y del autónomo, Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijoo, respectivamente. Junto a ellos, los ministros de Fomento, Ana Pastor; Justicia, Alberto Ruiz Gallardón; e Interior, Jorge Fernández Díaz, al igual que el líder de la oposición y secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.

En la Catedral de Santiago se encontraban también familiares de fallecidos, una representación de los profesionales movilizados con motivo del siniestro y decenas de vecinos de Angrois, a los que el Concello de Santiago ha concedido esta mañana la Medalla de Oro de la ciudad por su desinteresada entrega. Estaban presentes, asimismo, los jefes de Ejecutivo y Legislativo (o sus segundos) de otras diez comunidades: Madrid, País Vasco, Andalucía, Cantabria, La Rioja, Castilla-La Mancha, Aragón, Cataluña Canarias y Extremadura. No ha acudido, en cambio, el jefe de la Iglesia en España, el vilalbés Antonio María Rouco Varela, quien ha delegado en el secretario general de la Conferencia Episcopal.

En su homilía, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, ha deseado a los heridos una «pronta recuperación» y brindado su «afecto» a los familiares de los muertos, así como pedido por estos últimos. En paralelo, ha recordado que el papa Francisco, «desde el primer momento», reza por las víctimas.«Galicia y España os llevan en el corazón», proclamó Barrio. Junto a él, han oficiado cuatro obispos: el de Ourense, el de Astorga, el de Quebec (Canadá) y el gallego José Carballo, miembro de la curia vaticana y hombre próximo a Bergoglio. Hacen lo propio también tres deanes, un vicario y un canónigo.

Concluida la misa, que ha durado algo más de una hora, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, la infanta, Feijoo, Rajoy y su esposa, Barrio y el alcalde de la capital, Ángel Currás, han saludado a los familiares de los fallecidos en el drama de Angrois congregados en la basílica. Se han vivido entonces los momentos más emotivos de la tarde.

Sin fecha, ubicación ni formato definidos, la Xunta ha anunciado ya la convocatoria próximamente de un homenaje a los caídos «puramente civil». Ha prometido, además, que lo pactará con todos los partidos con representación parlamentaria, lo cual no ha obstado para que alguno de estos haya criticado ya que la ceremonia religiosa anteceda a esa que no lo será.

Gran seguimiento en el exterior

Una hora antes de que comenzase el funeral, cientos de personas esperaban en el exterior de la Catedral. La cola daba la vuelta por toda la plaza de A Quintana y llegaba hasta la puerta de Platerías, mientras en el Obradoiro la gente se agolpaba alrededor del perímetro levantado frente a las escaleras de acceso para facilitar la llegada de las autoridades. Diez minutos antes del comienzo de la ceremonia, las puertas de la Catedral se cerraban, dejando en el exterior a cientos de personas que se disponían a seguir el funeral por la pantalla gigante.

Pocas veces A Quintana ha guardado un silencio tan respetuoso. Ni una palabra de reproche a pesar de la larga espera y de sus lejanos lugares de procedencia. Gente llegada de distintos puntos de Galicia, peregrinos extranjeros que no dudaron en alargar su estancia en Compostela para poder acudir a la misa o caminantes que vivieron la tragedia en su travesía hacia la capital gallega y apuraron los últimos kilómetros para llegar a tiempo son solo alguno de los asistentes al masivo funeral, que se ha vivido con intensidad tanto dentro como fuera del templo.

Después de la ceremonia, el público se desplazó hasta el Obradoiro y esperó durante más de media hora para despedir entre aplausos a los familiares de las víctimas y también a los príncipes de Asturias. En cambio, la mayoría de las autoridades políticas salieron de la catedral entre pitidos y abucheos, especialmente la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal.