Por delante les esperaban algo más de dos horas de viaje, pero a la altura de Foz surgieron los problemas. «Sí que había sol, pero al coger altura para evitar unas nubes nos cruzamos con otras y nos desorientamos», añadió. En medio de la niebla, sin visibilidad, optaron por usar el paracaídas pirotécnico que tiene el ultraligero, un dispositivo que se dispara con un cohete, lo que provocó una explosión que alarmó a los vecinos de la zona de Nois. Estaban a unos 700 metros de altitud y comenzaron a caer por gravedad, perdiendo el control de la aeronave.
Aterrizaje forzoso en un prado
Por fortuna fueron a tomar tierra en un prado en Nois. «Cuando surge el problema, de lo que estás pendiente es de recuperar el control de la nave. No se tiene excesivo miedo, pero al no poder hacerlo no queda otra que usar el paracaídas», explicaba anoche el piloto desde el Hospital da Costa, al otro lado del teléfono, mientras su compañero, el tripulante más joven, era valorado por los médicos. «Por fortuna no ha sido nada grave. ¿Que si hemos salvado la vida...? Pues supongo que se puede decir que sí», añadía, puntualizando que era el primer accidente de estas características que sufrían.