«Es una verdadera pena que unos impresentables le hagan esto a un chaval que es tan buena gente como ha demostrado», señala Vilariño avergonzado porque Kiko tuviera «que salir protegido por siete tíos de seguridad en un coche con su novia con la gente corriendo tras ellos». Pese a ello el disyóquey no creyó conveniente interponer denuncia.