Los acusados: de «enemigos» a trío bien avenido

P. G. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

05 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Hay tres protagonistas que es imposible soslayar en este largo proceso judicial que ha durado un curso y, en su fase de instrucción, diez años. Son los acusados, que no faltaron a una sola sesión a pesar de su avanzada edad, que aguantaron estoicamente largos interrogatorios y que, en el caso de Mangouras y Nikolaos Argyropoulos, lo tuvieron que hacer a miles de kilómetros de su Grecia natal. La inédita duración del proceso ha provocado que Mangouras y el ex director general de la Marina Mercante, José Luis López Sors, forjaran una relación al margen de sus roles contrapuestos en el guion del Prestige. El propio López Sors lo confirmaba ayer, relajado, en un descanso de la vista. «Yo hablo en mi mal inglés y él en el suyo, pero nos entendemos». No es extraño verlos charlar animadamente cuando acaba la sesión y, de alguna manera, compartir el mal trago de estar acusados les ha unido. Aunque sus abogados mantienen en sus exposiciones el papel de cada uno como personajes antagónicos, en la realidad del juicio se ha impuesto la humanidad, el sentido común y el buen rollo. Incluso las acusaciones han llegado a tener cierta relación sostenida con los tres hombres del banquillo. Un abogado bromeaba recientemente con el «estocolmazo» (por el síndrome de Estocolmo) que reinaba en la sala. Con el jefe de máquinas, Argyropoulos, hay un consenso casi universal. Todos se deshacen en elogios y la verdad es que su simpatía ha dejado huella en Expocoruña. Mangouras aseguraba ayer que estaba deseando volver a su casa. Quizás con más urgencia el jefe de máquinas, que tiene a su mujer enferma. El capitán no podrá ir de momento a su isla natal, Icaria, donde suele pasar los veranos. Antes tendrá que pasar por el dentista. Ayer todos estaban en la cafetería, con la agradable sensación de los finales de curso.

Este buen ambiente también ha contagiado a los abogados, fiscales y magistrados, que el próximo martes celebrarán una comida de confraternización -sin la presencia de los acusados- e incluso hay prevista una foto de familia para conmemorar el juicio más complejo de la historia judicial gallega.

Ayer, no obstante, también hubo tiempo para la reivindicación y se propuso un paro de cinco minutos para recordar la muerte por infarto del magistrado Ángel Luis del Olmo, que distintos colectivos relacionaron con la carga de trabajo y la insuficiente atención médica en las sedes judiciales.