El galleguismo 5.0 de Feijoo

m. cheda SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El presidente aprovecha su quinta entrega de las medallas Castelao para reivindicar de nuevo una Galicia «universal», frente a la del «illamento»

29 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Distinto celofán, el mismo caramelo. Cambian las palabras, no el discurso, su esencia. El presidente de la Xunta aprovechó ayer su quinto acto de entrega de las medallas Castelao para dedicarse a lo que suele cada 28 de junio desde el 2009: a reivindicar el galleguismo según su credo; o sea, frente al que excluye, uno plural, abierto, integrador, amable... Al rosario de adjetivos que lleva un lustro ensartando esta vez le añadió otra cuenta: «universal». Además, Feijoo contrapuso ese catecismo suyo con el de quienes apuestan por el «illamento» o la «mera resistencia». Por esa vía no se va a parte alguna; «non hai supervivencia cultural, económica ou política», advirtió. Entre el nutrido auditorio no había, en cambio, líderes del BNG escuchándolo, como habitualmente. Ni tampoco de AGE, coalición que se estrenó en el plantón a este tipo de ceremonias institucionales. Circunspecto, se hallaba, sí, el secretario xeral de los socialistas, Pachi Vázquez.

En San Domingos de Bonaval (Santiago), quiso adueñarse el jefe del Ejecutivo del legado de ilustres gallegos, vestirse con sus «anhelos», calzarse sus ansias. Él cree hoy, vino a sostener, en el mismo país que ayer Alfredo Brañas, Vicente Risco, Ramón Piñeiro... y hasta Castelao, un icono. «Estar sempre en Galicia -proclamó- supón tamén estar sempre no mundo, incorporando sempre o que sucede ao noso redor». No se trata de una opción, sino de una «necesidade». «Se non facemos do mundo a nosa casa, poñemos en risco a nosa casa», apostilló.

Sucedió Feijoo en su parlamento a los premiados este 2013, en la vigesimonovena edición de unos galardones con que el Gobierno autónomo distingue anualmente desde el verano de 1984 a personas, empresas e instituciones con «obra merecente de recoñecemento». Van 219 con estas últimas agasajadas.

Algunas de lágrima, otras de verbo, todas recogieron emocionadas su condecoración. Desde la escritora Úrsula Heinze (Colonia, Alemania, 1941) hasta la atleta paralímpica Hilda Rodríguez (Portomarín, 1955), pasando por el gaiteiro Carlos Núñez (Vigo, 1971), quien compartió honores con el líder de The Chieftains, Paddy Moloney (Dublín, Irlanda, 1938). Desfilaron por el atril, igualmente, Ignacio Rivera, en nombre de Hijos de Rivera (Estrella Galicia), compañía de la cual es consejero delegado, y, en el de la ourensana Coral de Ruada, su máximo responsable en estos momentos, Eladio Quevedo.

No fue un acto exento de anécdotas. Rompió el público en inusuales palmas para acompañar una actuación musical de Núñez y Moloney, Feijoo comparó su nariz con la de este último a fin de ejemplificar las semejanzas entre gallegos e irlandeses, a Rivera se la cayó la medalla a los pocos segundos de recogerla, dos conselleiras acudieron a la cita con idéntico atuendo: falda y top de Adolfo Domínguez... Y el presidente, muy ágil, escuchado el discurso de Heinze, obvió un pasaje del suyo posterior en el que iba a decir a la literata algo que ella, según acababa de revelar, detesta que le reconozcan: «¡Que ben falas galego!».