Nunca Máis pide una sentencia ejemplar para que ante otro Prestige «non se vaian de cacería»

Pablo González
Pablo González A CORUÑA

GALICIA

Previene al tribunal de que, sobre este caso, «sobrevoan razóns de Estado»

26 jun 2013 . Actualizado a las 21:30 h.

El abogado de Nunca Máis reclamó al tribunal del Prestige una sentencia «exemplar» y no «vengativa» para el ex director general de la Marina Mercante, José Luis López Sors, para el que pide una condena de cinco años y un día por un delito contra el Medio Ambiente. El objetivo de una sentencia condenatoria sería, según el letrado Pedro Trepat, reforzar el principio de diligencia de las autoridades, «de forma que ante unha nova crisis non se vaian de cacería ou desprecen o coñecemento da comunidade científica».

Aunque Trepat asume que el día del accidente podría ser aceptable remolcar el buque mar adentro para evitar que embarrancara, a partir del día 14 las circunstancias cambian: mejora el tiempo, el petrolero está adrizado, tiene tripulación de refuerzo, remolque seguro y máquina. Además «non perdía fuel» y estaba a escasas 10 horas de Cocubión, un refugio «histórico» de buques en peligro que la propia Xunta, recordó, recomienda en un informe. Sin embargo, López Sors opta por no reevaluar la orden «finalista e política» que cursó a sus subordinados el día anterior: alejar el Prestige «hasta que se hunda».

Esta decisión «oportunista», que no era compartida por muchos de los mandos intermedios, «foi probablemente fixada por ámbitos políticos» por encima del director general, aunque admitió que estas responsabilidades no se pudieron acreditar en la causa. La decisión, alegó Trepat, se mantuvo de forma «burda» e «intolerable», con consultas teledirigidas hacia el mantenimiento de la orden, haciendo caso omiso del Plan de Contingencias, y contando con técnicos independientes solo cuando «o buque xa estaba afundido».

El tipo penal se justifica, alegó, porque el alejamiento y el rumbo «errático e anárquico» del petrolero a partir del día 15, cuando el Gobierno «se desentende» del control del buque, es lo que causa la afección a los espacios naturales protegidos de las islas atlánticas y Corrubedo. Y también porque se desprecia la posibilidad de evaluar las nuevas circunstancias, algo que va en contra de la «dilixencia» exigible a un gestor público y que provocó finalmente que «un accidente se convertira nunha catástrofe».

Para Trepat, refugiar el Prestige en Corcubión era posible, pero esta opción se desechó por lo que definió como «unha decisión casi infantil», «patética», similar a la estrategia del avestruz, un comportamiento de algunos políticos que evitan «tomar decisións que supoñan un risco». Por eso pidió una sentencia ejemplar para que los políticos «se mollen» ante siniestros similares, aunque advirtió al tribunal «das razóns de Estado que sobrevoan sobre este caso».