Un rival de la oposición contrató detectives para probar que el exregidor, del PP, sigue al mando del Concello pese a estar inhabilitado
31 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Es vox populi. A nadie le pasa desapercibido. Alberto Pardellas, exalcalde por el PP del concello ourensano de Melón (1.500 habitantes, en pleno corazón de O Ribeiro), está muy presente en la vida municipal. Podría no ser delito, a pesar de que está inhabilitado para cargo público. O quizás sí. Lo cierto es que hasta ahora nadie había puesto a disposición de la Justicia una realidad tan palpable. Ha sido Ciudadanos de Melón, partido independiente de la localidad, el que presentó una denuncia por quebrantamiento de condena. Su portavoz, Emilio Luis Díaz Vidal, contrató a investigadores privados para que siguiesen a Pardellas durante dos meses. Para que registrasen en fotos la realidad del Concello.
En el escrito de la denuncia se indica que Alberto Pardellas sigue ejerciendo las funciones propias del cargo de alcalde y subraya que dirige, supervisa y controla a los operarios en las obras de competencia municipal, dándoles instrucciones concretas. Pardellas aparece en las fotos junto a las obras del cámping municipal hablando por teléfono, o en la puerta del Concello abriendo y cerrando con sus propias llaves. Además, añade que es quien figura «en los encabezamientos de los escritos que obran en los expedientes urbanísticos» y que incluso en los correos que se envían desde el Ayuntamiento él aparece como persona de contacto para resolver cualquier cuestión.
La inhabilitación
Alberto Pardellas fue inhabilitado por la Audiencia de Ourense por un delito de prevaricación, al haber ignorado las advertencias de ilegalidad y haber continuado con las obras para la construcción de un polideportivo al lado del monasterio de Melón, que goza de la condición de bien de interés cultural (BIC). Patrimonio no había dado las autorizaciones necesarias para desarrollar los trabajos. Al no poder concurrir a las últimas elecciones municipales, por estar inhabilitado y ser firme la condena, el PP puso como cabeza de lista a su esposa, Cristina Francisco. Pardellas apeló al indulto, que presentó con firmas de sus vecinos, sin haber dejado la actividad política, pues se mantenía como «asesor» de su esposa, que conseguía la alcaldía. La petición de indulto no salió adelante. Pero ayer mismo, después de conocer la denuncia de la oposición, acudía a la subdelegación del Gobierno en Ourense para presentar de nuevo una petición de indulto. Esta vez, asegura, con pruebas que demostrarán su inocencia y que ha sido engañado.
Ahora está en paro y no desmiente su participación activa en todo lo que sucede en Melón. Asegura que es cierto que pasea mucho, que los vecinos se acercan a él, le consultan dudas, e incluso que visita habitualmente las obras del Concello. «¿Acaso non podo?», pregunta.
Tampoco desmiente que asesore a su mujer, pero a nivel personal. Y que en más de una ocasión, porque a ella no le gusta conducir, la acompaña a los actos institucionales. Va más allá el exalcalde asegurando que nunca fue de forma oficial asesor de Cristina Francisco y que en ningún caso cobró por ello. Pero apunta que podría serlo, argumentado que en la resolución de un recurso recibido el 10 de mayo se indica que su inhabilitación es para cargo público relacionado con la Administración local y que no se alude a su inhabilitación en empleo público. Un matiz, el de cargo, que subraya para asegurar que no habría ningún problema en que su alcaldesa, y también esposa, lo nombrase personal de confianza.
«Nin exerzo de alcalde, nin firmo documentos, nin ía nas listas do PP, nin firmo nada en nome da alcaldesa. Vou moitas veces ao Concello, pero que eu saiba non teño unha condea de alonxamento», indica Pardellas. «Puxéronme un detective durante dous meses e nin me enterei. Nunca me escondo. Pero alégrome se quedaron a comer no pobo. Teño 48 anos e sempre fixen o mesmo», explicaba ayer. Cree firmemente en su inocencia. Tanto que no descarta ir en las listas en las próximas elecciones. Pero no encabezándolas. «A miña muller non é un florero. Ela vale moito para o posto», subraya.