El papa estudia visitar Santiago en junio o julio del año próximo

M. Cheda SANTIAGO

GALICIA

El ourensano José Rodríguez Carballo ingresa en la curia vaticana tras ser ordenado en Compostela arzobispo de Belcastro por el cardenal Bertone

19 may 2013 . Actualizado a las 11:11 h.

Con motivo del octavo centenario de la peregrinación a Santiago de San Francisco de Asís, el papa Francisco estudia viajar a Compostela en junio o bien en julio del próximo año. Extraoficialmente, ese plan ya ha sido incluso comunicado a autoridades civiles y eclesiásticas españolas. «Soy muy optimista con esa posibilidad, mucho», confesó ayer a La Voz una de ellas. De confirmarse, sería la tercera visita de un sumo pontífice a Galicia en apenas un cuarto de siglo, pues Benedicto XVI recaló en la capital de la comunidad en noviembre del 2010, mientras que Juan Pablo II había hecho lo propio en el mismo mes de 1982 y en agosto de 1989.

En la Iglesia, bastante dada a guardar las formas con este tipo de asuntos, nadie quiere corroborar la noticia por el momento. Procede que la difunda quién, cómo y cuándo debe, aducen. No obstante, el arzobispo compostelano, Julián Barrio, pronunció ayer por la tarde en público una frase que induce a pensar que la cosa está en realidad bastante más cocinada de lo que oficialmente se pretendía dar a entender hasta la fecha. «Desde aquí, hacemos llegar nuestro filial saludo al papa Francisco, a quien esperamos», proclamó el purpurado.

Eso lo dijo para cerrar un saludo de bienvenida dirigido a cientos de personas que abarrotaban la catedral santiaguesa para asistir a un relevante acto. Se trataba de la ordenación del franciscano José Rodríguez Carballo (Lodoselo, Ourense, 1953) como arzobispo, dignidad que precisaba asumir para convertirse formalmente en secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; es decir, en número dos de uno de los dicasterios (órganos de gobierno) de la Santa Sede. Cumplido el trámite, puede decirse que Galicia ha puesto una pica en la curia romana.

Hasta ese cielo al ourensano lo ha elevado el santo padre, en lo que constituye el primer ascenso ordenado por Bergoglio desde su toma de posesión, el pasado 19 de marzo. La ceremonia, presidida por el propio secretario de Estado del Vaticano, un Tarcisio Bertone otrora todopoderoso y actualmente casi en retirada, tuvo lugar, por expreso deseo de su protagonista, no en Italia, donde el fraile disfrutará de sede titular (Belcastro), sino en la seo de una Compostela que él adora.

De la galleguidad de Rodríguez Carballo dan testimonio actos y palabras. No en vano, como escudo episcopal ha elegido uno en el que ha mandado insertar el propio de Ourense, la concha del peregrino, la cruz de Santiago y hasta los colores de la bandera gallega: azul y blanco. Además, ayer, en uno de los pasajes del discurso trilingüe (español, gallego e italiano) al que, con emoción, dio lectura en el templo, prometió «amar a mi país, a mi tierra y a mi gente». Y, a renglón seguido, espetó: «Graciñas».

Tras deshacerse en elogios al papa, con quien trabó amistad en el 2004, el franciscano reconoció sentirse embargado por una mezcla de «alegría», «temor» y «la lógica tristeza de quien sabe lo que deja». «Me comprometo ?sentenció? a trabajar con todas mis fuerzas».

A la cita, que, con procesión previa incluida, se prolongó durante tres horas, asistieron, además de un Bertone «maravillado» con el botafumeiro y que se arrancó a hablar en gallego dos veces, siete cardenales, amén de una treintena de arzobispos y obispos. También un rosario de altos cargos. Entre ellos, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que la noche anterior había cenado con Bertone; el ministro de Asuntos Exteriores, Juan Manuel García-Margallo, la de Fomento, Ana Pastor, y el exembajador cerca de la Santa Sede, Francisco Vázquez.