La pequeña luz al final del túnel demográfico empieza a apagarse

m. cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

En tan solo un año, el número de extranjeros censados en la comunidad gallega ha bajado en 2.797 personas

06 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Guayaquil poco tiene que ver con Pontevedra. La primera es la ciudad más poblada de Ecuador y una de las más grandes de América Latina (2.634.016 vecinos contando la población flotante). La segunda es una de las capitales más pequeñas de Galicia (82.684 habitantes). En el 2001 Isabel Dayana Mora, su marido y su hijo cambiaron el calor perpetuo de Guayaquil por la temperatura más templada de Pontevedra. Isabel cuenta que vinieron a estudiar, pero a la vez tuvieron que ponerse a trabajar para salir adelante. Ambos lograron un trabajo, tuvieron dos hijos más en Galicia y fueron felices, pero ahora -añade esta mujer ecuatoriana- «aquí la felicidad se nos acabó».

Está en el paro y su marido es mileurista. El dinero no les alcanza. «Mi suegra nos manda dinero, pero para que lleguen aquí mil dólares gasta como 400», explica. Las cosas aquí no son lo que eran y por eso quieren regresar. En Ecuador, que aunque todavía es la octava economía de América Latina empieza a dar pequeños pasos hacia su despegue como su deseo de entrar en Mercosur, asegura que cuentan con oportunidades. El problema es que no tienen dinero suficiente para regresar.

«No quiero parecer una mártir, pero tenemos que pagar un crédito de unos 5.000 euros. Aunque capitalizáramos el paro no tendríamos bastante para cancelar el préstamo», añade. Para ella la salida está en poder volver con sus tres hijos, mientras su marido se queda aquí hasta cancelar el préstamo. La Cruz Roja la está ayudando con el papeleo. «Aquí él podría coger una habitación con lo que el gasto en mucho menor», añade.

No son los únicos que quieren volver a su país. Otros ya lo han hecho. Aunque hasta el 2012 el número de extranjeros empadronados en Galicia había ido en aumento, en el último año Galicia ha perdido, según los datos del Instituto nacional de Estadística (INE) correspondientes al 1 de enero de este año, un total de 2.797 extranjeros, un 2,49 % del total, lo que supone una cifra muy elevada para un período tan corto como doce meses.

Las colonias que más han bajado su presencia en Galicia son precisamente las de personas procedentes de países de América Latina como Isabel. De hecho, desde el 2010 ha descendido el número de argentinos, brasileños o peruanos que viven en Galicia. Todos tienen en común que son ciudadanos de naciones inmersas en un proceso de crecimiento económico parecido al que experimentó antes España.

El dato que muestra la caída del número de extranjeros en Galicia no es nada alentador porque con los que regresan se va una de las grandes oportunidades de la comunidad para poder remontar sus cifras de población. «Realmente a Galicia nunca chegaron inmigrantes como a outras zonas do Estado. Notouse cando se lle deu o dereito á nacionalidade aos netos de emigrantes en Venezuela, Cuba..., pero é certo que era unha das saídas que tiñamos para asentar poboación», explica la secretaria de Acción Social en Galicia de UGT, Carmen Brea.

El caso de Isabel resulta un buen ejemplo. Tuvo dos hijos más en Galicia, pero no se quedarán. Aunque los hay que quieren hacerlo. «Los que han traído a la familia prefieren estar aquí, pero los que hemos venido a trabajar y tenemos todo allá pensamos solo en poder regresar», explica Jorge, un trabajador rumano del sector de la madera. La colonia más grande de extranjeros en Galicia es la portuguesa. Aunque hace ya tiempo que por las carreteras gallegas no se ven carriñas cargadas con trabajadores de la construcción poniendo rumbo a Portugal. Aquellos trabajadores de ida y vuelta semanal han puesto ahora rumbo al sur. A las excolonias portuguesas. A Angola.