Alejandro Morán Llordén (Gijón, 1964), que acaba de dejar Ferrol, donde fue decano y el juez instructor más conocido, fue alumno de Baltasar Garzón. Lo preparó, tras acabar Derecho, para entrar en la carrera judicial, desarrollada en gran parte en Ferrol. Entre los casos sonados que pasaron por sus manos destaca la macrocausa del fraude del gasoil, que descubrió el trasiego de inmensas cantidades de carburante que no pagaba los impuestos especiales y que acababan en gasolineras. También la trama de las vieiras tóxicas o la operación Arena, en la que se investigó al exdiputado del PP Javier Escribano por el regalo de un coche deportivo... Él reconoce que lo que hace famosos a los jueces es el mal funcionamiento de la Administración. Como en países subdesarrollados, el juez penal, que tendría que ser la última jurisdicción en intervenir, pasa a ser la primera. Si la inspección funcionase, no habría investigación de la vieira. O la de decenas de buques que desembarcaron en Ferrol áridos tóxicos traídos desde Holanda; y lo mismo con el gasoil o el falso médico Coté. Se levanta un poco la moqueta y hiede.
Pero Morán se encontró con una fiscalía con ganas de limitar otras actuaciones suyas, como la que terminó con el registro del Concello de Ferrol por un asunto de facturas irregulares. El fiscal recurrió su llamativa actuación por entender que hubiese bastado con ordenar la entrega de los expedientes. Fue un antes y un después. Pero queda la duda de si los fiscales harían lo mismo si asumen la instrucción de las causas. Al final, todos reconocen a Morán su capacidad para llegar al fondo, para elegir buenos equipos policiales y meter en la cárcel a capos que pasaban por gente bien.
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