La amordazan para robar en su casa y le dejan unas tijeras para que se libere

Susana Luaña Louzao
s. luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

GALICIA

MARTINA MISER

Tras revolver toda la vivienda sin encontrar el dinero, se fueron solo con dos móviles viejos. «Foron moi amables e non me fixeron dano algún», admite la víctima

03 abr 2013 . Actualizado a las 21:14 h.

No eran ladrones de guante blanco, aunque los llevaban puestos. Eran tres varones que hablaban gallego los que, sobre las tres de la madrugada de ayer, asaltaron a una viuda que vive sola en Vilagarcía y la amordazaron para robarle. Lo curioso es que, tras revolver toda la vivienda sin encontrar el dinero, se fueron solo con dos móviles viejos. Y ni siquiera se enfadaron. «Foron moi amables e non me fixeron dano algún», admite la víctima.

Aún así tiene miedo, y por eso prefiere no desvelar su identidad. Viuda y con sus hijos emancipados, la víctima, de unos 60 años, vive sola en un chalé del barrio residencial de A Lomba. «Fun para a cama sobre a unha, e penso que entraron antes, porque non forzaron ningunha porta», comenta. Dormía plácidamente cuando su perro, que reposaba a sus pies, empezó a ladrar. «Despertei e xa vin un foco que me daba na cara, e un deles que viña xunto a min, e despois outro, e outro máis».

La mujer está convencida de que la conocían. «Sabían a onde viñan», asegura. Le preguntaron dónde guardaba el dinero y empezaron a revolver la casa: levantaron los colchones, revolvieron los cajones, revisaron los armarios en busca de compartimentos ocultos y abrieron la caja fuerte. Pero no encontraron más que calderilla, y la calderilla no les interesaba. Cuando por fin se dieron por vencidos y en vista de que la mujer no soltaba prenda, se fueron por donde habían venido. Solo llevaron los dos viejos móviles que había en la casa como botín. «Non tiñan valor ningún, por iso eu penso que foi para que non poidera chamar mentras eles fuxían».

Pero en su empeño por no causar daño alguno a la mujer, le dejaron unas tijeras junto a la cama para que pudiese ir cortando las vendas con las que la habían maniatado. Eso sí, le advirtieron que no diera parte a la policía, porque sino, volverían.

La víctima, en cuanto pudo liberarse, corrió a pedir socorro a la casa de una vecina. Eran algo más de las cinco de la mañana, y sin dormir ni saber muy bien lo que había ocurrido, ayer corroboraba que no le faltaba ningún objeto de valor de la vivienda. Y eso que los había a la vista. Todavía no se lo explica.