Ferraz aplica zanahoria en Cataluña y palo en Galicia

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

En esa disposición de Madrid a cortar por lo sano pesa no solo el extraño desafío del secretario general del PSdeG, sino también el de sus compañeros de viaje

04 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El PSdeG, lo sabe bien Pachi Vázquez y también su antecesor, Emilio Pérez Touriño, nunca fue tomado muy en serio en Ferraz. Durante años, lo que tuviera que decir el socialismo gallego en Madrid se lo decía a Zapatero José Blanco en petit comité y sin contar para nada con los órganos establecidos, por más que Touriño fuera, además de el líder del PSdeG, el presidente de la Xunta. No hizo mucho Vázquez durante su mandato para mejorar esa falta de influencia del socialismo gallego en Ferraz, en donde fue siempre un secundario sin frase. Y es ahora, cuando, según dice, está en retirada, cuando le ha dado por querer ser protagonista.

Vázquez aprovecha la evidente debilidad de Rubalcaba para hacerle pagar la falta de apoyo de Madrid a la que achaca todos sus males. Como si sintiera envidia de los díscolos socialistas catalanes, el líder del PSdeG ya tiene también su «consulta». Pero no está claro que haya medido bien sus fuerzas. Porque así como la respuesta de Rubalcaba al catalán Pere Navarro ha sido tibia y temerosa, todo indica que con Vázquez se dispone a aplicar más el palo que la zanahoria. Mientras al PSC se le tolera la indisciplina total, al PSdeG ya le han advertido por carta a la primera. Y en esa disposición de Madrid a cortar por lo sano pesa no solo el extraño desafío del secretario general del PSdeG, sino también el de sus compañeros de viaje.

El papel de Caamaño y Blanco

Rubalcaba no quiere a Vázquez, pero mucho menos a Francisco Caamaño. De todo este enredo, lo más alarmante no es el discurso de Vázquez, al que se sigue considerando débil en Madrid, sino la postura de dos pesos pesados como Caamaño y José Blanco. Que alguien que ha sido ministro de Justicia diga que un partido puede hacer todo aquello que no está expresamente prohibido en sus estatutos es algo desconcertante y tendente al caos. Pero que diga que primero está la democracia y luego las leyes entra ya en el disparate. La traducción es que, a su juicio, ahora no hay democracia en el PSOE y por tanto sus normas no obligan a nadie. Lo que le faltaba a Rubalcaba.

Y tampoco ha sentado bien que todo un ex vice secretario general del PSOE como José Blanco se marque un Chacón con estas primarias. Es decir, que ni apoye ni rechace la propuesta, sino que simplemente no la vote, para poder así nadar y guardar la ropa. Y eso índica cuánto han cambiado las cosas. Cuando Blanco era algo así como dios en el PSOE, no le hubiera temblado el pulso para fulminar a quien osara desafiar a Ferraz desde Santiago o desde donde fuera.

La paradoja de este sainete es que mientras Vázquez usa a las bases como excusa para su guerra, lo que estas bases les piden a los socialistas, según los sondeos, es que dejen de mirarse al ombligo y se ocupen de los problemas reales de la gente. Pues eso