El fiscal superior reclama presión social para que los corruptos dejen sus cargos públicos

GALICIA

Carlos Varela aboga por crear un órgano de control de la corrupción y alerta de que en Galicia conviven nuevas formas ilícitas con el caciquismo

07 feb 2013 . Actualizado a las 12:52 h.

El fiscal superior de Galicia, Carlos Varela, ha reclamado esta tarde una mayor presión de la opinión pública y una condena sin fisuras contra la corrupción para impedir que los implicados en dichas prácticas vuelvan a desempeñar sus cargos. El jefe de la Fiscalía en Galicia, que acaba de pronunciar una conferencia en la Fundación Penzol de Vigo, insistió en que la sociedad civil debe escrutar con diligencia las actuaciones de las administraciones públicas, «para o bo funcionamento destas e para evitar o sentimento de impunidade dos titulares de cargos públicos».

En su disertación sobre el avance de la corrupción en la sociedad, Varela recalcó que el problema no es que no haya mecanismos de control suficientes respecto a la actividad pública, sino que no son eficaces o vinculantes sus advertencias, como por ejemplo citó las conclusiones de organismos como el Consello de Contas. Eso sí, el fiscal superior advirtió de que la legislación aplicable es muy burocratizante, compleja y desarticulada y por tanto, potencia el riesgo de cometer irregularidades.

El representante del Ministerio Público insistente en su convencimiento de que no se puede bajar la guardia respecto a las irregularidades en el ejercicio del poder público, volvió a reclamar, como hiciera en la memoria de la Fiscalía en el 2010, la creación de un órgano de vigilancia anticorrupción dedicado a prevenir desde la pedagogía, identificando los posibles riesgos y diseñando planes en favor de la transparencia de las Administraciones de obligado cumplimiento.

Eso sí, Carlos Varela advirtió en su conferencia de que no hay soluciones fáciles ni inmediatas contra la corrupción, pero «se non facemos nada, se deixamos que invada impunemente a sociedade, corremos o risco de caer na caza de bruxas e no descrédito total, onde todos son sospeitosos e onde o xuizo na praza pública por falta de resposta das institucións, se converte nun penoso lugar común». También advirtió que la Justicia corre el riesgo de aparecer como muy rápida juzgando y condenando a «ladrón de bagatela ou a un salteador de esquina» y, en cambio, lenta en «xulgar aos ladróns do erario público e os violadores da inocencia do país».

Finalmente, Varela señaló a Galicia como el territorio en el que convive la corrupción más moderna con el caciquismo clásico, basado este, según dijo, en un tráfico de influencias de retorno a largo plazo y difícil, en ocasiones, de descubrir.