Los últimos días del Grumir

Jorge Casanova
jorge cASANOVA CEE / LA VOZ

GALICIA

VÍTOR MEJUTO

Los expertos en emergencias municipales se extinguen en Galicia

04 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Una alcantarilla atascada; un delfín desorientado y varado en la playa; un murete vecinal caído por las lluvias; dos pinos desplomados sobre una pista... Estas son algunas de las incidencias que atendieron durante los últimos días de esta semana los miembros del Grumir del Concello de Cee, una docena y media de trabajadores bien equipados, preparados y con experiencia, pero, salvo milagro, con las horas contadas antes de que el grupo se disuelva por completo a finales del mes que viene.

En muchos concellos de Galicia los vecinos se habían acostumbrado ya al acrónimo (grupo municipal de intervención rápida), pero sobre todo a la eficacia y operatividad de estos grupos capaces de bajar un gato de un árbol o de rescatar a un ahogado. Solo unas pocas bases quedarán repartidas estratégicamente por Galicia, pero la mayoría de los Grumir ya han desaparecido o están en proceso de disolución, víctimas de la austeridad de las cuentas públicas. El de Cee es uno de los que no sobrevivirán.

«Nunca se sabe», apunta Juan José Tarrela, el encargado del grupo: «Xa non é a primeira vez que parece que imos desaparecer e, a última hora, renovan os contratos». «A esperanza é o último que se perde», apuntala Avelino Ruso, otro de los miembros que están de guardia. Tiene 42 años y se ha pasado buena parte de su vida profesional formándose para atender emergencias: «Uf, nin me lembro dos cursos que fixen». Cada uno de los 18 tiene una especialidad. Él es el buzo: «É xa tiven que sacar catro ou cinco afogados do mar». Y uno se imagina al mar nervioso, subido, y al submarinista allí abajo.

-¿E como se atopa un corpo nesas condicións?

-Moitas veces, ás apalpadas.

Operatividad

Si el Grumir de Cee desaparece, seguirá habiendo submarinistas que rescaten cuerpos u operarios que bajen a un gato de un árbol. Pero no se podrán atender ambas cosas al mismo tiempo: «Nós somos máis e temos máis mobilidade. Esa é a nosa vantaxe. Podemos atender ata tres incidencias ao mesmo tempo», explica el encargado desde el puesto de guardia, austero, masculino y un poco decadente, casi a tono con el negro futuro que le espera al grupo municipal.

Van llegando la mayor parte de los miembros para sacar una foto y salen a relucir viejas historias. Algunas increíbles: «Unha vez chamáronnos da praia porque unha señora perdera a dentadura».

-¿E foron?

-¿E logo? Fomos e atopamos a dentadura. Iso foi o máis bonito.

La señora que recuperó aquel bien tan preciado no volvió por allí. Estaba de vacaciones. Pero muchos vecinos sí lo han hecho, agradecidos de que los sacaran del apuro y de que lo hicieran rápido y, sobre todo, bien: «A primeira chamada chega aquí o 90 % das veces. Se podemos, o arranxamos nós. Se non, chamamos aos bombeiros ou a quen sexa. Nun accidente, por exemplo, chegamos moitas veces antes que Tráfico», dice el encargado.

Algo más que urgencias

No todo son emergencias. Pero al Grumir no le queda tiempo para jugar a las cartas en las horas perdidas. Si no hay llamadas o avisos, se organizan en brigadas de limpieza o de desbroce, según las necesidades; se forman con cursillos o atienden cualquier necesidad que surja en el ayuntamiento. Pero bueno, no es muy habitual que transcurra un día sin incidencias. «E aquí hai xente todos os días, as 24 horas», cuentan.

Tantos años en el tajo le han servido al grupo para convertirse en un detector de incidencias. Saben cuándo habrá incendios forestales, preferentemente en fin de semana; intuyen cuándo la meteorología exigirá de todos los efectivos disponibles; cuándo ocurrirán los accidentes de tráfico y dónde. Toda esa experiencia, como decía el famoso androide cinematográfico, se perderá como lágrimas en la lluvia.