Pilar Rojo atrinchera al PP

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

ilustración leandro

La presidenta del Parlamento colisiona por primera vez con toda la oposición al limitar el acceso de público a los plenos

27 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En la cúpula del PP gallego están convencidos de que la oposición tiene a personas adiestradas para reventar sus actos, abroncar a sus dirigentes y desestabilizar el Gobierno de Feijoo. No solo están convencidos, sino que su portavoz parlamentario, Pedro Puy, expresó públicamente esta teoría hace unos meses, al afirmar que las protestas que se cuelan en el Parlamento están «coordinadas e preparadas» por personas que se dedican «case que profesionalmente a montar follóns». La opinión de Pilar Rojo no dista mucho de la de Puy, lo que explica que se lanzara unilateralmente a restringir el régimen de visitas de la Cámara, decisión que la aboca al choque con toda la oposición por primera vez en cuatro años.

El hecho de retirarles a los grupos políticos la posibilidad de llevar invitados a las sesiones parlamentarias, derecho que ahora se reserva la presidencia en exclusiva, le permite a Pilar Rojo construir un parapeto de protección en torno a los diputados del PP y los miembros del Gobierno frente al creciente malestar que se palpa en la calle y que, en ocasiones, también logra penetrar en el hemiciclo.

Rojo atrinchera al PP con su decisión, después de que el pasado mes de abril el entonces conselleiro de Economía, Javier Guerra, fuera increpado por el asunto de las preferentes en los pasillos de la Cámara por un invitado que, el día anterior, participó en otra protesta relacionada con los incendios forestales.

En aquel momento, Rojo ya barruntó con la opción de limitar la permeabilidad del Parlamento, algo que no dudó en hacer tras los incidentes promovidos el mes pasado por un grupo de personas que perdieron sus ahorros con las participaciones preferentes, y que amenazaron con hacer correr la sangre si no se resolvía su problema.

Sin precedentes

Pero la decisión tomada por Rojo no está exenta de controversia. Para empezar, se trata de una medida que no tiene precedentes en la historia del Parlamento, pese a que los intentos del público de buscar visibilidad para sus problemas a base reventar los plenos son casi tan viejos como la institución. Es más, el propio PP llegó a tomar al asalto el Parlamento a finales del 2005, con una fuerza de choque constituida por 200 concejales, alcaldes y diputados, que a duras penas pudieron ser contenidos por la policía, mientras otro pequeño grupo logró penetrar al hemiciclo para increpar al Gobierno bipartito.

Aquel incidente llegó a quebrar el carácter inviolable de la Cámara, según un informe jurídico encargado para la ocasión, pese a lo cual la expresidenta del Parlamento, la socialista Dolores Villarino, no le retiró al PP su cupo de invitados. Es algo que ahora recuerda de manera especial el PSdeG, que al igual que AGE y el BNG ya advirtieron que no se van a quedar de brazos cruzados contra una medida que consideran muy grave, por entender que al limitar el acceso a los plenos se pueden conculcar derechos básicos.

La polémica está servida, y lo que queda claro es que la figura del presidente de la Cámara, que suele estar alejado de las pugnas políticas, no va a escapar esta vez a los dardos de una oposición mucho más radicalizada.