La peor crisis del baltarismo llega un año después de abdicar su líder

Miguel Ascón Belver
miguel ascón OURENSE / LA VOZ

GALICIA

Baltar Pumar, tras anunciar hace un año su despedida de la política, en la Diputación de Ourense.
Baltar Pumar, tras anunciar hace un año su despedida de la política, en la Diputación de Ourense. P. P.< / span>

27 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Hace hoy exactamente un año José Luis Baltar bajaba las majestuosas escaleras del Pazo Provincial de la Diputación ourensana entre aplausos del personal de la institución. Acababa de ratificar su dimisión ante el pleno y el barón popular abandonaba así una carrera política aparentemente sin mácula. Consiguió ganar todas las campañas electorales que dirigió y, además, aseguró una sucesión dinástica que dio continuidad al baltarismo. Sin embargo, por aquel entonces se estaba cociendo ya la investigación del fiscal que ha acabado poniendo a Baltar ante el juez por un delito de prevaricación.

Pese a que su dimisión se produjo el 27 de enero del año pasado, el relevo llevaba tiempo diseñado. De hecho, las contrataciones a las que hace referencia la querella de la Fiscalía tuvieron lugar a principios del 2010. Fue entonces cuando se realizó el primer traspaso de poderes. Su hijo, José Manuel, ganó el 30 de enero de ese año un congreso provincial que, según denunciaron sus propios rivales, estuvo adulterado por la contratación en la Diputación de compromisarios y familiares de estos.

Después, con la abdicación de José Luis en la institución provincial, se consumó el relevo. Todos los diputados respaldaron a José Manuel Baltar y este tomó las riendas de la entidad marcando distancias con su predecesor. Dejó a un lado la gestión personalista de su padre, cerró chiringuitos como el hipódromo o la sociedad urbanística y cerró el grifo de las contrataciones. Convirtió, de hecho, la Diputación en la primera Administración gallega en tramitar un ERE.

Cambios «cosméticos»

Sin embargo, la oposición cree que los cambios solo son «cosméticos» y recuerdan que la institución acaba de contratar a 133 personas en un proceso de selección pervertido para beneficiar a cargos del PP y a sus familiares. Su hijo, dicen, «só cambiou o trombón polo iPad» y ha dado continuidad a una política de personal basada únicamente en criterios de amiguismo. En definitiva, el baltarismo mantendría así su principal seña de identidad, la misma por la que su líder e ideólogo durante más de dos décadas tendrá que responder ante el juez. Es la peor crisis de la familia en dos décadas.

crónica