Cascos emula a De Mesa y endosa a los técnicos la gestión del «Prestige»

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Álvarez Cascos declarando en el juicio del Prestige
Álvarez Cascos declarando en el juicio del Prestige Paco Rodríguez

El exministro afirma que no fue informado ni consultado sobre la orden de alejar el buque

23 ene 2013 . Actualizado a las 11:03 h.

Escurridizo como uno de esos salmones del Narcea que tanto le gusta pescar, quienes pensaban que Francisco Álvarez Cascos sería el Albert Speer del juicio del Prestige -salvando lógicas distancias- estaban equivocados. Cargado de papeles como siempre, con un escudo del Principado de Asturias en el ojal de la americana -como siempre desde que abrazó el asturianismo-, tomando fugaces notas entre hojas sueltas, atendiendo a preguntas a veces sorprendentes con su expresión de sorpresa permanente... Álvarez Cascos es el Cascos de siempre. No hay duda. En los días previos a su declaración como testigo estuvo estudiando detenidamente sus comparecencias sobre la catástrofe, como el alumno aplicado que siempre fue. Y a la vista quedó que conserva intacta su memoria de ingeniero de Caminos, pues se separó poco de aquellos férreos guiones parlamentarios que preparaba con su fiel subsecretario, Adolfo Menéndez.

El exministro de Fomento repitió casi con puntos y comas la liturgia del alejamiento, una doctrina «correcta» adoptada «por los técnicos» que, con la información disponible en tiempo real, él no iba a cuestionar, pues ni tenía las competencias ni los conocimientos para ello. Por eso, afirmó, ni siquiera le consultaban las decisiones. No es bueno, sostiene Cascos, que quienes habitan escalones inferiores de la Administración intenten subirse a los superiores, pero tampoco que los que están en escalafones altos se inmiscuyan en funciones de los de abajo. ¿Sería de verdad así si un coro de técnicos hubieran optado por refugiar el barco? Esa duda probablemente quede para siempre. Cascos llegó a leer el organigrama «perfectamente jerarquizado» del Plan de Contingencias, que él mismo aprobó, para justificar un reparto de papeles en el que quedaba fuera la máxima autoridad del ministerio. Como Arsenio Fernández de Mesa, asumió la estrategia de endosar las decisiones a los técnicos.

Pedro Trepat, el abogado de Nunca Máis, le puso la primera trampa, preguntándole si sabía que el día del accidente el director de la Marina Mercante ya había tomado la decisión de alejar el Prestige «hasta que se hunda», algo que la Administración ha negado repetidamente en el juicio, pues asegura que se tomó al día siguiente. La pregunta, no obstante, está justificada: si el alejamiento se decidió ese día se hizo a priori, sin asesoramientos ni precauciones. Tras una decena de preguntas en la misma línea, Cascos aseguró que no fue informado ni consultado sobre la decisión de alejar el barco. El entonces ministro no estaba en estos «detalles» técnicos.

Interrogatorio

-Pero no es un detalle -matizó Trepat-, sino una decisión trascendental: la de alejar el barco. ¿No puede concretar cuándo se le informó de una decisión tan trascendental?

-No, porque esas decisiones las tomaba el órgano correspondiente en tiempo real.

-¿No se lo comunicaron a usted?

-No necesitaban consultar a quienes no tenían ni jurisdicción, ni competencia, ni siquiera criterio técnico para dar una mera opinión.

-No digo consultar, ¿nadie le informó?

-La primera decisión que se transmite es el objetivo de tomar el control del barco [...].

-Vuelvo a repetir, si usted me dice que no, dejo de hacer la pregunta. ¿Nadie se lo comunicó?

-El detalle de esa decisión no lo conocí.

-¿Cuándo la conoció?

-Mi tarea no era estar informado ni formar criterio sobre decisiones técnicas que se tomaban [...].

El cauce habitual de la información ascendía desde el director general al subsecretario hasta llegar al despacho del ministro. Cascos matizó después que la decisión de enviar el buque más allá de las 120 millas «fue conocida y pública». Pero, según su declaración, en ningún momento se lo habrían consultado porque no formaba parte de la cadena de decisiones. ¿Se enteró el ministro de la decisión cuando esta se hizo pública, al mismo tiempo que el resto de los españoles?