El frente antipeajes prende desde Galicia al resto de España

c. p. vigo / la voz

GALICIA

21 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La patronal de las concesionarias de las autopistas españolas defienden con vehemencia la implantación de peajes bajo tres premisas: para ellos es la fórmula más justa, al pagar las infraestructuras quienes las usen; solidario, porque libera fondos públicos para otras necesidades, y ecológico, pues quien contamina al utilizar las autopistas paga. La mera recaudación es la que sin embargo anima al Gobierno portugués a implantar peajes en carreteras en funcionamiento desde hace años y financiadas por la UE, aunque con ello levante socialmente a parte del país.

Fuentes del sector de las autopistas españolas admiten que el modelo portugués de peajes lleva meses encima de la mesa de la ministra de Fomento, que esperaría a un momento propicio para empezar a ponerlo en marcha. Pero en lugar de allanarse el camino hacia la extensión de los peajes, la contestación social contra las cuatro subidas que las autopistas han aplicado a sus tarifas en los últimos 13 meses frenan cualquier plan similar al portugués.

Los transportistas han sido los primeros en arrancar de la ministra su palabra de que no les implantará la euroviñeta, una especie de peaje a los transportes pesados para que repongan vía tasas su desgaste del firme y contaminación. Galicia aguarda a que Pastor cumpla su promesa de introducir rebajas en la AP-9, y media España imita la reivindicación gallega clamando por bajadas o supresión de peajes para capear el temporal económico. En la AP-4 de Cádiz, hasta Facua considera sus precios abusivos. En la AP-1, que como la autopista gallega es explotada por Itínere, también se reivindica un mejor precio, como en la AP-7 en Alicante, en la AP-51 y AP-61 en Ávila y Madrid o en la supersur de Bilbao se pide a las concesionarias que se aprieten el bolsillo como los demás.