Fármacos contra la crisis

Jorge Casanova
JORGE CASANOVA REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El consumo de ansiolíticos y antidepresivos sigue creciendo en Galicia y alcanza ya la barrera de los siete millones de envases al año

02 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La tendencia al alza en el consumo de ansiolíticos y antidepresivos en Galicia se mantiene. La irrupción de la crisis no ha hecho sino estimular las consultas por daños en el estado de ánimo y la consiguiente prescripción de fármacos psicoactivos para paliar estos estados depresivos. Según las cifras en poder del Sergas, el consumo de antidepresivos creció en el 2011 un 4,35 % con respecto al año anterior. En el caso de los ansiolíticos, la subida fue de un 3 %.

Pese a que los médicos certifican que en sus consultas han aumentado los pacientes que piden ayuda por la angustia que les provoca su situación económica, los técnicos de la Xunta entienden que no resulta tan sencillo atribuir a la crisis el incremento del consumo en estos grupos terapéuticos: «El crecimiento ya se percibía en años anteriores, especialmente con los antidepresivos, porque los pacientes que los consumen lo hacen en muchos casos de forma crónica», explica un técnico.

De una manera o de otra, lo cierto es que durante el 2011 la sanidad pública gallega prescribió cuatro millones largos de envases de ansiolíticos y 2,88 millones de antidepresivos. En números redondos, siete millones de cajas.

Aunque la distribución de toda esta medicación es compleja, teniendo en cuenta que cada envase contiene el tratamiento de un mes, dividido por el padrón de Galicia, tendríamos al 20,8 % de la población tomando un tratamiento diario. Si se elimina a los menores de 14 años, el porcentaje sube hasta el 23,4 %. La operación es inexacta, pero ofrece una idea de la importancia que estos fármacos han adquirido en la sanidad pública.

Situaciones sin solución

En los tres años previos a esto resultados, la estadística de consumo de psicofármacos sumaba un crecimiento del 10 %, colocando a Galicia y Asturias a la cabeza de España en la dispensación de este tipo de medicamentos. Las singularidades sociales de Galicia, con una población envejecida y, por tanto más proclive al consumo de estos fármacos, explican en parte este alto nivel de consumo.

«Es verdad que el aumento en el consumo de antidepresivos no es un fenómeno nuevo -reflexiona Sergio Cinza, responsable en Galicia de Semergen, sociedad que agrupa a los médicos de atención primaria-, pero es cierto que ese aumento progresivo se ha acentuado en los últimos años».

Cinza, como la mayoría de sus colegas, cree que muchas de las situaciones que pasan por la consulta no tienen solución con esos fármacos: «El paro no se puede aliviar con una receta, pero yo creo que más que el paro lo que desata estos procesos es la falta de expectativas, una situación que hace mella y se convierte en muy difícil de afrontar».

Entre la profesión médica es común la opinión de que un número elevado y creciente de usuarios buscan remedios rápidos para situaciones que inevitablemente requieren el paso por una situación de duelo o sufrimiento, como la pérdida de un ser querido o las consecuencias de deterioro económico.

Cambio de valores

Con todo, otros expertos consideran que el agravamiento de la crisis podría generar un efecto contrario: «Los períodos de menor consumo de antidepresivos coinciden con los períodos de guerra. Es algo que está estudiado y que tiene que ver con un radical cambio de valores entre la población», explica un experto en farmacología de la Xunta.

Desde la Administración se entiende que la coyuntura económica pudiera haber hecho aflorar trastornos mentales ya existentes, e incluso provocar otros nuevos, principalmente de carácter adaptativo, aunque matizan que la prevalencia de trastornos mentales graves no se ha visto alterada por el deterioro de la situación económica.

Si el efecto que la crisis está teniendo en el consumo de ansiolíticos y antidepresivos es discutible, lo que no admite dudas es la reducción del gasto que ha supuesto el ajuste. El incremento en la disposición de genéricos y de fármacos de menor coste ha reducido la factura en este capítulo en casi 19 millones de euros durante el año 2011 con respecto al anterior.

Un 28,5 % menos

El coste de los antidepresivos fue de 45,4 millones de euros en el último ejercicio, un 28,5 % menos que en el 2010. En el caso de los ansiolíticos, el coste descendió desde los 9,3 millones del 2011 a los 8,3 millones del 2010, procurando un 10 % de ahorro.

El cambio a los medicamentos genéricos no ha resultado fácil. Precisamente, ha sido en este grupo terapéutico en el que más pegas han puesto los pacientes a la hora de cambiar las marcas de sus fármacos: «El paciente psiquiátrico suele encontrarse muy mal y de ahí que, cuando se estabiliza, sea reacio a que se produzca un cambio en la medicación. Pero yo diría que el cambio se ha hecho sin demasiados problemas», opina el doctor Cinza.