El capitán revela que el buque casi choca al quedarse dormido un práctico danés

Pablo González
p. gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Dijo que tuvo que intervenir y corregir el rumbo en aguas de Dinamarca

16 nov 2012 . Actualizado a las 11:59 h.

Hubieran podido pasar tantas cosas para que el Prestige no eligiera Galicia para su tumba marina... Algunas de ellas forman parte de ese universo paralelo y extraño que rodea el caso, donde un tipo como el jefe de máquinas acude inquieto al puente de mando, en pleno accidente, para alertar de que unos piratas pueden robarles la carga. Vamos, como si Galicia fuera Somalia. Y es que unos días antes de que el petrolero llegara al canal de la Mancha debían pasar por los peligrosos estrechos de las islas danesas, por donde habitualmente los capitanes dejan subir al puente a un práctico que los guíe por este laberinto.

El caso es que el práctico Jens Joergen es uno de los testigos clave del caso, pues fue la última persona ajena a la tripulación que pudo ver el estado del petrolero. Pero Mangouras, después de un malentendido por la traducción, dejó a este testigo en evidencia contando una anécdota desconocida hasta ahora. «Casi se queda dormido y por poco tenemos un choque. Tuve que intervenir yo para corregir el rumbo», precisó. Cuando el abogado del Estado le preguntó por el rumbo vacilante que llevaba él mismo poco antes del accidente, Mangouras lo negó relativamente. «Puede que el barco se desviara un momento, pero volvía a su ruta», dijo. Los rastros de los radares que se reproducen en la página anterior muestran que el Prestige casi invade el canal de separación del corredor de Fisterra.

Submarinos y contenedores

Las posibles causas del accidente forman una larga lista desde el minuto uno. Un tronco, una ola gigante... Mangouras recordó ayer que algunos tripulantes filipinos pensaron que la avería inicial se debió a un submarino que emergió justo bajo la posición del Prestige. Y reeditó la teoría del contenedor semisumergido, pero aportando el detalle de que el depósito procedía de un buque que había naufragado en África occidental.

Sobre el maravilloso mundo de las teorías acerca del accidente se incidió en la posibilidad del vuelco del petrolero, algo que Mangouras defiende ardientemente para justificar su maniobra para adrizar el buque. Al fiscal le dijo que conocía muchos casos de grandes petroleros que volcaron, pero no se acordaba de ninguno. El abogado Javier Suárez volvió a preguntarle sobre este asunto. Le dijo que no había encontrado ningún caso en la reciente historia de siniestros marítimos. Pero Mangouras persistió en su teoría maravillosa.

Casi tanto como la forma de enterarse del accidente que tuvo su armador. Según Mangouras, antes de ponerse en contacto con Universe para ver si aceptaba el remolque, no informó a sus superiores en Grecia del siniestro. Se enteraron por la televisión.

También surgió el papel supuestamente amañado que atestiguaría que Mangouras habría revisado los tanques de lastre donde se produjo la avería inicial sin hallar defecto alguno. Pero el abogado del Estado le mostró unas fotografías tomadas por la Armada el día 17 en las que los procesos de corrosión y oxidación son evidentes. También rechazó que hubieran intentado esconder el libro de navegación. «Se lo llevó el tercer oficial», aclaró.

No más interrupciones

El intenso interrogatorio del abogado del Estado motivaba una y otra vez intervenciones del abogado de Mangouras, a veces para aclarar traducciones erróneas, a veces para contrarrestar los objetivos de la acusación. Fue en uno de esos momentos cuando el presidente del tribunal, Juan Luis Pía, lo cortó en seco. «Le recuerdo que yo dirijo este debate. Deje de interrumpir el interrogatorio del abogado del Estado, que me parece muy correcto», sentenció.

En un auto reciente, los magistrados fueron muy duros con la insinuación de Ruiz Soroa sobre si España estaba preparada para dar un juicio justo al capitán Mangouras. El capitán volverá a declarar el próximo martes. Después de la declaración de ayer se mostraba relajado, tranquilo y confiado. Durante los centenares de preguntas que le lanzaron en dos sesiones ha demostrado que es muy sagaz. Pero también que está bien entrenado.