Viabilidad financiera, rentabilidad política

GALICIA

27 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La salida del innecesario atolladero en el que se metió la Xunta con el proyecto de O Irixo tiene dos grandes facturas. La más obvia es la económica. El Ejecutivo que presentó el plan de Estela Eólica como una fórmula audaz para sacar adelante una infraestructura con recursos privados, a través de su inclusión como plan industrial de una adjudicataria del concurso eólico, deberá aclarar ahora qué desembolso recaerá sobre las cuentas públicas por ampliar Sogama. Pero la fallida operación del sur tiene un daño colateral por su profundo impacto ambiental. El tiempo perdido por la Xunta retrasará otros dos años la infraestructura para dar un tratamiento óptimo a los residuos. Solo en esos dos años, los que van del plazo inicial del 2015 al actualizado del 2017, Galicia enterrará en vertederos más de un millón de toneladas.

Son los peajes de una decisión política que encontró encaje técnico en la reforma legal que retira las primas por generar energía a partir de la basura. La Xunta sabe, y Estela Eólica también, que sin esa vía de financiación que supone el 45 % de los ingresos de Sogama no salen los números de una nueva planta. Claro que, antes de tener constancia de ese golpe a su viabilidad, el Gobierno de Feijoo ya estaba al tanto de la nula rentabilidad política de levantar otra incineradora. En Cerceda saben bien que no merma la excelsa calidad de los grelos, pero en el sur llenó las calles de ciudadanos a los que ahora se les pedirá que llenen las urnas.