Miles de personas piden en Marín el regreso de la flota a Mauritania

Marcos Gago Otero
Marcos Gago LA VOZ

GALICIA

RAMON LEIRO

Reclaman a Bruselas un nuevo pacto que sustituya al negociado por Damanaki

06 sep 2012 . Actualizado a las 12:12 h.

Unas dos mil personas se manifestaron ayer por la noche en Marín para exigir un nuevo acuerdo pesquero de la UE con Mauritania que permita el regreso de los cefalopoderos gallegos al país magrebí. La movilización fue convocada por los afectados y contó con el respaldo de la patronal Anacef, todos los partidos políticos y varias asociaciones y colectivos sociales y vecinales. Dirigentes del BNG, como Guillerme Vázquez; del PSOE, como Carmen Gallego; y del PP, como la alcaldesa María Ramallo, también apoyaron con su presencia las peticiones de los arrastreros congeladores.

La pancarta de cabecera destacaba la principal indignación de esta flota: «Nin a España nin a Europa lles importa a nosa flota», una sensación que también se expresó en el manifiesto y en las consignas coreadas por los asistentes. Desde el palco de la Alameda, un tripulante, Emilio Estévez Santos; una familiar de marineros, María Arosa, y el sindicalista de la CIG Xabier Aboi se dirigieron a la multitud y expusieron los principales retos y problemas a los que se enfrenta esta flota, que no tiene caladero alternativo viable si no puede regresar a Mauritania.

María Arosa recordó: «Os que temos o medio de vida no mar o que queremos é traballar, e as axudas si, pero como medida eventual para poder comer, pero o que nos preocupa é que pasará logo».

Al mismo tiempo que en Marín protestaban los afectados, armadores europeos pidieron en Bruselas a varios eurodiputados que no se ratificase el polémico acuerdo.

Amarrados en Marín

Los 24 barcos cefalopoderos españoles, todos con capital y tripulaciones fundamentalmente gallegas, de O Morrazo y Vigo, tuvieron que abandonar el caladero el pasado 31 de julio, fecha en que expiró el anterior acuerdo. La mayor parte de los barcos están amarrados en Marín, su base principal, donde se reparaban, avituallaban y se nutrían de tripulantes.

El cese de su actividad no solo envió al paro a varios cientos de marineros y pone en el precipicio a las casas armadoras, también tendrá su consecuencia con la pérdida de trabajos en tierra del sector del metal, pertrechos y pequeño comercio de la comarca.

Los afectados continuarán movilizándose, pendientes de cómo se desarrollan los acontecimientos en las altas instancias europeas. El cuestionado acuerdo negociado por el equipo de la comisaria de Pesca, la griega Maria Damanaki, todavía tiene que ser rubricado por la Comisión y, si pasa este filtro, a los gallegos les queda una última batalla que librar en el Parlamento Europeo. Si no, habrá desguaces y mucho más paro.