Decenas de personas revolvieron entre los restos durante toda la jornada
06 ago 2012 . Actualizado a las 12:38 h.Curiosidad técnica, «friquismo» aeronáutico, fetichismo, morbo a secas... Diferentes impulsos más o menos cuestionables empujaron a decenas de personas a acudir en peregrinación dominical al monte de Carballal, muy cerca del aeropuerto de Lavacolla, donde el pasado jueves cayó un pequeño reactor en el que viajaban dos pilotos que perdieron la vida en el siniestro.
El tiempo anunciado para el domingo en Compostela y su área de influencia era inestable y la visita a los restos de la aeronave se convirtió en una alternativa a la playa, una vez sabido que desde el viernes por la noche habían volado los responsables de vigilar el perímetro de seguridad marcado por los investigadores de Aviación Civil.
Por la tarde una patrulla de la policía se dejó caer por el lugar, pero nada reprocharon los agentes a las quince personas que en esos momentos curioseaban y revolvían entre unos restos de fuselaje y piezas que son difíciles de localizar si no se conoce el entramado de pistas.
En el día de ayer también trascendió que el hombre que recibió en un hospital de Oviedo el corazón que trasladaron en avión los fallecidos Daniel Fernández y Alejandro Bueno evoluciona favorablemente, y que con anterioridad ya había pasado por un trasplante de pulmón. Además, se supo que el donante del corazón era de Braga, de ahí que los pilotos pasaran por Oporto en su periplo por el noroeste peninsular que terminó trágicamente a 1.800 metros de la cabecera norte del aeropuerto santiagués.