Camino del norte: entra en Galicia por Ribadeo.
Sobrado dos Monxes es parada obligada. La belleza de la fachada exterior del templo prácticamente paraliza. «Mira eso», dice un peregrino. Y eso que la maleza crece en lo alto. Fuera del claustro, tomando un tentempié, descansan Luis, Manuel y Alberto. El primero, de Ciudad Real, empezó solo la ruta y se encontró con los otros dos, madrileños, un poco antes de Luarca. Desde entonces pedalean juntos. Cosas del Camino.
Dicen que en la ruta falla en la señalización antes de llegar a Galicia. Después del refrigerio estos peregrinos entran a sellar la credencial. Con ellos llega también Marion, un eslovaco que se queja de que la mayor parte de los templos que hay en la ruta están cerrados. «Preguntas pero nadie sabe explicar por qué», comenta extrañado. Por el resto todo está perfecto, los albergues limpios... El monje que en ese momento atiende la puerta confirma que hay muchos que preguntan lo mismo.