Esta hoja de ruta, cuyos promotores consideran que se debería escenificar públicamente cuánto antes para ganar cuota mediática, en nada se parece a la estrategia de los irmandiños, convencidos de que Beiras, pese a su edad, es el gran activo electoral y la única persona capaz de situar el nuevo proyecto en O Hórreo. Y aquí estriban, en gran medida, las desavenencias de dos polos llamados a entenderse y que frenan los avances para consolidar el nuevo proyecto nacionalista.
Los irmandiños creen que gran parte de las bases de Máis Galiza están más con su discurso que con el de sus dirigentes y, mientras no se afiance por abajo la alternativa, no participarán en ningún acto público de lanzamiento. Llegados a este punto, sobre el desenlace del proyecto común se abren incógnitas. La primera es saber si los desencuentros producidos hasta ahora podrían abocar a una fractura de la alternativa al BNG, en la que habría una opción capitaneada por Beiras, y el ala más izquierdista, y otra en la que se situaría un partido de corte centrista. Una posibilidad que dejaría a Máis Galiza ante una situación muy delicada respecto a lo que demandan parte de sus bases y porque carece de liderazgos con la proyección suficiente para garantizar una representación en O Hórreo. Aquí es donde jugaría un papel central Teresa Táboas, que siempre ha ejercido de nexo entre todas las sensibilidades y cuyo escaso protagonismo en el proyecto en los últimos días ha dado fuerza a la tesis que la situaría más fuera que dentro de la política, una posibilidad que ella misma maneja, pero sobre la que no tiene nada decidido.