El acusado por el incendio del 2006 en el que murieron dos mujeres se niega a declarar

Alfredo López Penide
l. penide PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

CAPOTILLO

Varios vecinos del acusado declararon que a Serafín Pardiñas le gusta ir de bares y beber, momentos en los que suele fanfarronear sobre cómo se debe acabar con la maleza del monte

09 may 2012 . Actualizado a las 10:26 h.

Serafín Pardiñas, único acusado por el incendio forestal que se inició en agosto del 2006 en Cerdedo y que también afectó a Cotobade y se cobró la vida de dos mujeres, llegó ayer a la Audiencia Provincial de Pontevedra entre flashes. «Vale, gracias», dijo, mientras saludaba nervioso a los periodistas. Poco más se le escuchó durante la vista, ya que se acogió a su derecho a no declarar.

Esta circunstancia provocó que esta primera sesión se viese reducida a la comparecencia de varios vecinos que esbozaron un perfil del encausado. Todos coincidieron en que le gusta ir de bares y beber, momentos en los que, al parecer, suele fanfarronear sobre cómo se debe acabar con la maleza del monte. Reconocieron que circulan rumores sobre su supuesta afición por el fuego, si bien solo uno de los testigos lo vio en una ocasión hacer un incendio: «O vin prender nuns toxos. Non fixo dano a ninguén», señaló.

Otra vecina señaló que no creía que fuese el autor. Precisó que el origen está a unos 15 kilómetros de distancia de su vivienda. «Non creo que fose andando», añadió. Este extremo fue corroborado por otros testigos, quienes precisaron que el fuego comenzó en una zona donde no era habitual verlo: «Solía ir en dirección contraria», aclararon.

La defensa incidió en que la única persona que lo sitúa en el lugar del incendio es «la hermana de una persona que fue acusada por mi representado de generar el fuego».

«Negligencia»

El abogado de la familia de las víctimas, al igual que hizo durante la instrucción judicial, reiteró que se aceptase la comparecencia de personal de Medio Rural porque entiende que «hubo una negligencia por parte de la Administración». El letrado Miguel Lamela añadió que, dependiendo de los hechos probados, podrían emprender otras acciones legales.

Aludió a que si los primeros avisos fueron a las dos y media de la tarde, la Guardia Civil no cortó la N-541, donde perecieron las víctimas, hasta cuatro horas más tarde. «La Administración estaba desbordada, pero eso no implica que no hayan actuado con la debida diligencia».

Frente a esta tesis, el fiscal se mostró contundente. «Todas estas declaraciones resultan innecesarias e inútiles», señaló, al tiempo que remarcó que «eran condiciones tan extremas de visibilidad que hicieron imposible evitar las muertes».