Los furanchos se rebelan contra la norma que los deja fuera de la ley

L. Penide / M. Alfonso PONTEVEDRA, VILAGARCÍA / LA VOZ

GALICIA

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Leandro

Loureiros y concellos de Pontevedra alegan contra el decreto autonómico

04 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Los furanchos de buena parte de los concellos de las Rías Baixas -unos 300, según algunas estimaciones del sector- se han rebelado contra el decreto que prepara la Consellería de Presidencia para regularlos. El motivo no es otro que haber restringido, inicialmente, a 13 el número de ayuntamientos donde este tipo de negocios tradicionales y familiares estarían autorizados.

De este modo, se quedan fuera de la ley los loureiros ubicados en Ribadumia, Meaño o Meis, así como los del término municipal de Pontevedra o los de Poio, por poner algunos ejemplos. Pero también los de las restantes provincias gallegas, toda vez que en el anexo de la normativa autonómica solo se contemplan concellos de Pontevedra.

Frente a esta situación, algunos ayuntamientos, así como agrupaciones municipales de partidos políticos -caso del PP de Poio- están remitiendo alegaciones. A través de ellas, como primera medida, instan a la Xunta a que rectifique este listado y que incluya a sus respectivos términos municipales.

En principio, la Xunta se muestra receptiva y no pondría problema alguno. Fuentes consultadas señalaron que el listado se confeccionó con aquellos ayuntamientos donde existían ya furanchos legalizados en base a la norma del 2008.

En cualquier caso, este sería el primer paso para que, acto seguido, los ayuntamientos elaborasen su propia normativa. En este sentido, ninguno de los furancheiros consultados rechaza la necesidad de regulación, pero todos consideran que, hoy por hoy, las exigencias contempladas en el decreto autonómico son, en ocasiones, inasumibles.

«Vólvennos meter nalgunhas cousas cos restaurantes», se queja José Luis Videira, portavoz del colectivo. Una de las críticas se refiere a los impuestos que deben abonar, no en vano estarían obligados a darse de alta en el régimen del sector agrario. «Esta é unha actividade que facemos fóra das horas de traballo e con xente da casa, se me teño que dar de alta xa me comparan cunha empresa», explica. Ante esto, abogan por pagar una especie de tasa municipal, como pueden ser las de la recogida de basuras o el suministro de agua.

No es este, en todo caso, el único aspecto de la norma que levanta resquemor entre los propietarios de loureiros. Tampoco comprenden la limitación del excedente de vino que se puede vender -mil litros- o el hecho de que solo pueden abrir durante los tres meses que elijan entre enero y julio.

Los furanchos solo podrán vender mil litros de excedente de vino durante 3 meses