Un socio de Dorribo dijo del Igape: «Ya saben lo que hay, es todo falso»

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

GALICIA

Carlos Monjero respondió a 320 preguntas durante 10 horas en el juzgado

10 mar 2012 . Actualizado a las 12:32 h.

La magistrada que instruye la operación Campeón sigue buscando pruebas sobre la presunta trama existente en el Igape para la concesión de ayudas públicas a diversas empresas, ya no solo vinculadas con Dorribo. Así se demuestra tras la declaración efectuada por el lucense Carlos Monjero Álvarez, uno de los cabezas visibles de la consultoría Proitec que presuntamente tramitaba subvenciones ante el citado organismo gallego. Este imputado declaró durante más de diez horas en el juzgado. La comparecencia empezó a las cinco y cuarto de la tarde del jueves y finalizó en torno a las cinco de la madrugada de ayer.

La jueza planteó a Monjero 320 preguntas. Una primera batería se centró en las facturas presuntamente infladas para obtener una subvención para Dorribo. Por las contestaciones del imputado se desprende que en el Igape estarían al tanto de las supuestas irregularidades.

En su momento el imputado dijo a otra persona a través del teléfono, el 15 de febrero del 2011, que estuvo en Santiago y que «ya saben lo que hay, que es todo falso, pero que no les queda más remedio que tirar para delante y que Carlos sería el más perjudicado, porque cuando les presente cosas van a pensar que es todo una chafallada». En esa conversación también decía que Carlos Silva, subdirector del Igape por aquel entonces, estaba enfadado con Jorge Dorribo «y dice que no vuelve a hacerle ningún encargo relacionado con Pablo [se refiere a Cobián, el exdiputado del PP]». El imputado reconoció la existencia de dicha llamada.

«¿El personal del Igape y Pablo Cobián sabían de la presentación de facturas y certificados falsos?», preguntó la jueza a Monjero. «Cobián creo que no. Que gente del Igape tuviera sospechas de que las facturas, algunas de ellas, no se correspondían con el objeto social de las empresas, lo oí, aunque ahora digan que no», respondió el imputado.

El «detalle» era dinero

«¿A qué se refiere Dorribo cuando le dice que debe decir a Carlos Silva que se mueva, que no se va arrepentir, que va a tener un detalle?», preguntó la jueza. «Ese detalle es dinero», le respondió el imputado.

También le preguntaron si había dicho que se inventara un presupuesto. Dijo que no se refería a Nupel, sino a otra empresa. En este sentido también le fue planteada la presunta falsedad de una factura en la que la empresa Coveluma ?algunos de sus responsables están imputados? hizo constar 1.900.000 euros cuando en realidad debían ser 400.000. Respondió que su trabajo era tramitar subvenciones. «Sabía que se estaban hinchando las facturas, pero no tenía por qué investigar si era verdad o no», precisó.

Simular transferencias

Siguiendo la pista a la supuesta mecánica empleada para conseguir irregularmente subvenciones, la instructora le preguntó si no era cierto que una de las soluciones utilizadas era la de simular transferencias bancarias. «No simulamos nada. Me están diciendo que hay que hacer eso. Le estoy haciendo un servicio al cliente y desde un organismo público me dan esas instrucciones. En este caso concreto quien daba las instrucciones concretas era Carlos Silva [el exsubdirector del Igape]. Una cosa es estar involucrado en una subvención y otra es información puntual», respondió.

También le preguntaron por qué le había dicho a José Antonio Orozco, vicepresidente de Azkar, «que tenía miedo de lo del Igape porque era una chafallada». Monjero contestó que no tenía por qué saber que era una «chafallada» y que podía pensar que «Jorge Dorribo estaba haciendo chafalladas».

La jueza también se interesó por la tramitación de las peticiones de ayudas presentadas por las empresas Cofares y Lactalis. Sobre la primera le recordaron que había una conversación entre él y Dorribo en la que este decía: «Insiste, que es un favor que le van hacer a Cofares para ponerse la medalla, como lo de Pepiño con la comida de aquí, que si se lo hace por seis mil, seis mil, que si les cuesta nueve mil, nueve mil».

«¿A qué se refiere Dorribo?», planteó la jueza. El imputado le contestó que estaba ofreciendo ese dinero. «Tendrían algún tipo de negocio entre ellos», remachó.