Galicia soportó ayer una de las madrugadas más frías del invierno

susana basterrechea REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Varias localidades ourensanas registraron temperaturas inferiores a -10°

13 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La masa de aire polar continental que ha enfriado a Galicia durante este mes dio ayer de madrugada uno de sus últimos coletazos antes de despedirse definitivamente. Desde hace unos días, con el anticiclón situado al norte de la comunidad (ayer estaba sobre Gran Bretaña) y una borrasca en el Mediterráneo (que hacía avanzar el aire frío hacia Galicia o bien lo impulsaba a retroceder), los termómetros gallegos tendieron a descender, sobre todo los valores nocturnos. Según los datos de la red de estaciones de MeteoGalicia, la noche más fría en lo que va de invierno fue la del viernes 3 al sábado 4, en plena ola de frío siberiano. Hace poco más de una semana, en la mayoría de las localidades se alcanzaron las temperaturas mínimas más bajas desde el inicio de la estación, el pasado 22 de diciembre. Pero la de ayer también dejó aterida a casi toda la comunidad. El viento seco y frío del nordeste ayudó, además, a acentuar la sensación térmica.

La alerta amarilla por frío se cumplió en prácticamente todas las zonas en las que se había activado el aviso. La provincia de Ourense quedó a bajo cero y en varios concellos se registraron valores inferiores a los -10 grados. La temperatura mínima más baja de la madrugada se alcanzó en Calvos de Randín, con -13. El pasado día 4, de hecho, el termómetro solo marcó allí medio grado más: -13,5. Esta es, posiblemente, la temperatura mínima absoluta de lo que llevamos de invierno. Muy cerca de Calvos, en Baltar, el mercurio bajó hasta los -11,4 grados, dos décimas menos aún que el pasado fin de semana; en Verín, a unos 300 metros de altura, llegaron a los -10,7 (hubo -10,4 la noche del 3 al 4), y en Vilariño de Conso se registraron -10,2 grados (-8,8 en la citada madrugada).

En las ciudades

En Lugo, otra de las provincias en alerta, excepto la costa, el frío se notó más en la montaña -O Cebreiro llegó a -10,2 grados, el mismo valor que el fin de semana de la ola siberiana- y en el sur -Bóveda registró -6,2 grados y Monforte -4,2- que en el centro, donde se esperaban valores por debajo de cuatro grados bajo cero. Lugo capital, por ejemplo, se quedó en -1,3, lejos de los casi -7 que alcanzó el fin de semana pasado. Las otras dos grandes ciudades con mínimas en negativo ayer de madrugada fueron Ourense, con -5,4 grados, y Pontevedra, con -1,1. El resto se mantuvieron por encima de los cero grados: 0,1 en Santiago, 0,8 en Vigo, 0,9 en Ferrol y 3,3 en A Coruña. El interior de Pontevedra también alcanzó registros importantes. La estación de Lalín marcó -7,4 grados, y las de Cotobade y Forcarei, -4,7 y -4,8, respectivamente, siendo, además, los valores mínimos más bajos de ambas localidades de lo que va de invierno.

Sin embargo, el invierno apenas ha dejado agua de momento. La lluvia escasea, aunque hoy mismo podrían caer algunos chubascos dispersos, sobre todo en la zona nordeste. Allí podrían descargar en forma de nieve a partir de los 800 metros. Mañana se repetirán los chubascos, pero desde el miércoles la predicción apunta a que se recuperará el tiempo más seco. Las temperaturas, mínimas y también las máximas, irán subiendo poco a poco, por lo que el número de zonas afectadas por las heladas se reducirá.

13 grados bajo cero

En Calvos de Randín (Ourense)

En Baltar se alcanzaron -11,4 grados y en Verín los termómetros bajaron hasta -10,7.

Un informe climatológico de MeteoGalicia dado a conocer ayer por la Xunta revela que las precipitaciones en la comunidad en el 2011 -se acumularon cerca de 900 litros metro cuadrado de media- fueron un 32 % inferiores respecto a un año con valores normales, informó Efe. Asimismo, la temperatura máxima absoluta del año, de 42 grados, se registró en julio en Arnoia (Ourense), y la mínima más baja, de -10, en diciembre en Calvos de Randín, también en la misma provincia.

El informe destaca la persistente situación anticiclónica durante la primavera y el otoño del 2011, que llevaron a Galicia a sufrir una prolongada sequía y elevadas temperaturas. Según la Consellería de Medio Ambiente, el mes de abril fue el que registró una mayor anomalía positiva de temperatura, 4,5 grados más de lo habitual, mientras que recogió un 44 % menos de lluvia que el promedio climático. Otro mes especialmente caluroso fue el de mayo, con temperaturas 2,7 grados por encima de lo normal para esta época del año y precipitaciones un 64 % más bajas.

Verano frío

Sin embargo, el balance recuerda que julio y agosto registraron temperaturas más bajas de lo normal debido a la presencia de aire frío, y que las lluvias se distribuyeron de forma muy heterogénea en esos meses de verano, siendo las Rías Baixas la zona más húmeda. Excepto en agosto, las precipitaciones fueron menores, y las diferencias más destacables se registraron en septiembre y especialmente en diciembre, con cerca de 100 litros por metro cuadrado de media, mientras que un año antes se acumularon 200.