Bajo el paraguas del BNG han convivido siempre corrientes y partidos que han convertido el frente en una sopa de siglas. Tras la última asamblea, la organización quedó dividida en dos grandes partes. La nucleada en torno a la UPG, partido de corte comunista, y la orientada por la alianza de Máis Galiza y el Encontro Irmandiño, de corte socialdemócrata.
Unión do Povo Galego. Partido mayoritario. Liderada por Francisco Rodríguez, la UPG es la fuerza más y mejor organizada. Se impuso en la última asamblea por estrecho margen. Francisco Jorquera, militante del partido, se impuso en la candidatura a la Xunta. Y Guillerme Vázquez, independiente, salió reelegido portavoz. Apuesta por un BNG cohesionado y entiende que una escisión ahora, tras una asamblea democrática, es una irresponsabilidad enorme que solo beneficia a Feijoo.
Movemento Galego ao Socialismo. Dirigido por Rafa Villar. Movió en la pasada asamblea 200 votos que fueron decisivos para desempatar en favor de Alternativa pola Unidade, candidatura impulsada por la UPG. Son partidarios de seguir en el Bloque.
Máis Galiza. Liderada por Aymerich. Corriente salida de la asamblea del 2009, heredera del quintanismo, y que hoy ya tiene poco de aquello. Forman parte de ella militantes del PNG y la propia Esquerda Nacionalista, entre otros. Sus bases son mayoritariamente partidarias de abandonar el frente, al entender que no es posible introducir los cambios que precisa por el poder que ostenta la UPG. En la última asamblea concurrió aliada al Encontro Irmandiño.
Encontro Irmandiño. La más crítica. La corriente que, en los últimos años, ha hecho un discurso público más duro sobre la situación del frente. Eso le valió a Beiras y a su sector duras críticas de la UPG en la pasada asamblea, que lo acusaron de deslealtad y de causar un daño irreparable a la imagen pública del BNG. EI cree que no tiene espacio ya en el frente y apuesta por generar otro proyecto político.