Guerra psicológica para erigir a Beiras en el enemigo interno

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOÁN A. SOLER

La UPG intenta minar al líder «irmandiño»para no ceder el control

29 ene 2012 . Actualizado a las 12:21 h.

Poco antes de las seis de la tarde, Xosé Manuel Beiras bajaba como una res domada por una de las rampas del mercado de ganado de Amio, donde el BNG celebra su 13.ª asamblea nacional, para resoplar y encender un cigarrillo, mientras se enroscaba un poco la bufanda. Su gesto era el de un animal herido por la guerra psicológica desplegada contra su persona por el entorno de la UPG, la fuerza que controla el aparato del Bloque, al señalarlo implícitamente como el «inimigo» interno con el ánimo de desactivarlo ante la militancia e impedir que se pueda erigir de nuevo en el portavoz nacional de la organización.

«Hai que rematar coas discrepancias públicas», bramó en medio de un aplauso entusiasta la diputada Ana Pontón, miembro de la UPG y perteneciente a la ejecutiva nacional saliente que más de una vez sufrió el latigazo verbal de Beiras por la forma de conducir la organización.

La de Pontón fue solo una de las casi treinta intervenciones que se produjeron a puerta cerrada en la sesión matinal, en el debate sobre el informe de gestión de la dirección capitaneada por Guillerme Vázquez. La particularidad de este cónclave es que las paredes de Amio no acallaron esta vez las voces del interior, que se escuchaban nítidamente desde el exterior a través de los portalones por los que entra el ganado, donde se agolpaban los periodistas tomando notas.

En el minuto de tiempo que se les daba para intervenir, otras voces cualificadas de la UPG también se ocuparon expresamente de minar psicológicamente al veterano líder del Encontro Irmandiño. Anxo Louzao, secretario xeral de CIG-Ensino, advirtió con tono encendido que el BNG no podía tener mejores resultados «se non se actúa con lealdade». Tras lanzar este dardo contra quien desde el 2006 actúa como el portavoz de los críticos del BNG, remachó: «O insulto e a descualificación persoal teñen que ser desterrados do Bloque». Y en lo mismo indició Alfredo Suárez Canal: «Xa está ben de externalizar as nosas diferenzas», insistió.

No valen las «cargas»

Desde el lado beirista se acusaban los golpes con resignación mientras se hacía llamamiento a la «cooperación» y no a la «competición», como propuso Mario López Rico, quien aludió a una viñeta de Castelao, que muestra a un niño con zuecos y a otro descalzo, en la que el último dice: «Non vale dar cargas». Pero las cargas psicológicas se sucedieron toda la jornada. A Beiras y a su aliado Carlos Aymerich poco más les quedó que lamentarse de que sus huestes, heterogéneas y dispersas, no actuaran con la disciplina que exhibió la UPG, mientras los irmandiños aseguraban que Beiras no sucumbiría ante los dardos y que hoy mantendría el guion de su discurso.

Aun así, al término de la primera jornada de la asamblea, los blandos del Bloque parecían tener un pie más fuera que dentro de la organización y la sensación era de que la brecha interna del nacionalismo se agrandaba de forma inexorable.