El censo de afiliados en el BNG vuelve a ser noticia a solo tres semanas de una asamblea crucial para el futuro del nacionalismo. Al igual que sucediera en los prolegómenos de las municipales, cuando las asambleas comarcales decidieron los candidatos, el registro de altas y bajas suscita controversias entre las familias del BNG, sobre todo en ciudades como A Coruña, Ferrol, Santiago y Vigo, donde el Encontro Irmandiño (EI), partido liderado por Beiras, ha denunciado problemas de reafiliación de militantes excluidos por el partido mayoritario del frente, la Unión do Povo Galego (UPG). Los irmandiños consideran que estos movimientos constituyen un incumplimiento flagrante de uno de los acuerdos alcanzados por la comisión que el BNG puso en marcha tras las municipales y que estaba llamada a recuperar la unidad del nacionalismo. Entonces, las distintas facciones del Bloque acordaron que se darían facilidades para la reafiliación de militantes excluidos.
«Hai comarcas nas que non se están dando altas a antigos militantes do BNG, algúns deles dados de baixa pola propia organización; estáselles pedindo que paguen cotas como militantes do BNG dende que a fronte os puxo fóra, en moitos casos dende preto de dous anos, supoñendo unhas cantidades imposíbeis de pagar», denuncian los irmandiños.
Acuerdo de la dirección
El asunto llegó ayer hasta la propia ejecutiva nacionalista de la mano de Máis Galiza. La dirección del frente ha acordado que sea la propia comisión organizadora de la asamblea de enero la que analice estos hechos. Otras fuentes consultadas en el BNG han revelado que las altas y bajas de afiliados por impago de cuotas se producen en base a unas reglas que son iguales para todos y que no responden a ninguna otra estrategia. Esta es una versión con la que discrepan Máis Galiza y los irmandiños, que ven en la guerra de los censos una estrategia de la UPG para asegurarse el control y la mayoría en la asamblea de enero.