Este desolador panorama, en el que se oposita de forma masiva sin apenas esperanza de alcanzar el objetivo, se desarrolla de forma paralela a la tormenta política desencadenada entre la patronal y los sindicatos por el cuestionamiento del presidente de la CEOE, Juan Rosell, de que los funcionarios tengan que ser inamovibles al margen de la coyuntura económica del país, como ocurre en el entorno de las empresas privadas.
Aun así, en el opositor no hay desaliento. El hecho de que esta sea la primera convocatoria oficial de la OPE de la Xunta desde el 2008 ya hacía presagiar una espectacular concurrencia, que se traduce en los 11.931 gallegos (si se suman los 512 excluidos) que se empeñaron en hacerse con una de las 116 plazas convocadas.
La media es desalentadora: 98,4 opositores por plaza. Nada menos que 20,6 por encima de la cifra que presenta la comunidad andaluza, donde también hoy han comenzado las pruebas selectivas para el acceso al cuerpo general de administrativos de la Junta de Andalucía. A la OPE del 2011 de esta comunidad se han presentado 16.573 aspirantes a 213 plazas, de las que un total de 14 están reservadas a personas con discapacidad. También llama la atención que en este apartado 575 personas luchan por un futuro que solo verán culminado 14, mientras que otras 15.998 aspiran a las 199 plazas restantes.