A la declaración pública de los bienes, intereses y patrimonios realizada por los diputados gallegos el pasado viernes les falta una cosa esencial: su sueldo. Con los papeles en la mano, nadie puede saber realmente el salario que percibe un diputado, aunque, para averiguarlo, los propios servicios del Parlamento remiten al acuerdo sobre el régimen económico colgado en su página web. Pero ni siquiera revisando este documento, que data de cuando se hizo la última revisión salarial, en el año 2006, cuando la socialista Dolores Villarino era presidenta de la Cámara, se puede tener una imagen certera de las retribuciones de los representantes políticos.
Aun así, el documento sí que marca la pauta, pese a no tener incluidos todos los incrementos anuales del IPC, como tampoco computa el recorte salarial decidido el año pasado en paralelo al que sufrieron los funcionarios.
El caso es que un diputado cobra entre 4.500 euros mensuales, si no tiene asumida ninguna portavocía o responsabilidad en las mesas de las comisiones, y los 9.500 que pueden percibir los cinco miembros de la Mesa, el gobierno del Parlamento.
Fijo y complementos
Según el acuerdo del 2006, la remuneración está formada por una asignación fija, sujeta a tributación, que en aquel año era de 1.942,95 euros. Hoy en día, se sitúa ya en los 2.587 euros. A ella hay que sumar las «indemnizacións estatutarias», es decir, los complementos de 545 euros que en el 2006 percibían los diputados que, además, eran portavoces de grupo, o los 466 euros mensuales a mayores que recibían los viceportavoces. El resto de los diputados obtenían también un complemento de 280 euros.
Por otra parte, los diputados recibían en el 2006 otros 2.587 euros mensuales para afrontar gastos de pernoctaciones o manutención, lo que se conoce como axuda de custe, que no computa a efectos fiscales.
A todo ello se suman las compensaciones por los desplazamientos, que permiten que algunos diputados ingresen hasta 2.000 euros más al mes cuando tienen declarado un domicilio que dista más de 150 kilómetros de Santiago, como podría ser el caso de la comarca de Valdeorras. Y esta compensación tampoco tributa.