Mones se resiste a desaparecer

Patricia Blanco
Patricia blanco REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Los vecinos siguen su lucha para mantener vivo el lugar

11 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

A sus 80 años, «feitos o 15 de novembro», las curtidas manos de Dolores se afanan por acabar de preparar unos chorizos en la mañana de un día festivo. Hace poco que han hecho la matanza y el trabajo continúa. Dolores resiste, con su mandil de faena. Erguida, muy vital, acogedora. Lleva en Mones 44 años. «Dende aquela cambiou todo. Tamén eu cambiei, traballei moito...», responde. «Pero o pobo quedouse sen xente, perdeuse. Os vellos van morrendo, outros imos achegándonos... e isto, isto non é para que viva a mocidade...».

Mones fue en su día algo así como un libro de cabecera. Una referencia. El tiempo y las circunstancias lo han ido dejando arrinconado, a la intemperie. Los años y el éxodo. Pero el lugar, como tal, aún existe. Los escasos vecinos de este pueblo de Petín (Ourense), así como otros que en su día residieron en él y ahora vuelven de vez en cuando -como los de la imagen-, apelaron a la intercesión divina para salvar su aldea: por eso peregrinaron en junio del 2010 desde Sarria a Santiago. Temían una muerte inminente y querían llamar la atención de las Administraciones o de algún empresario con miras al turismo rural. Lo siguen intentando. Si en los años sesenta llegó a haber aquí 600 habitantes, muchos jóvenes, escuela e incluso un cuartel, hace año y medio ya solo quedaban unos veinte. Todos mayores. Ahora, «en inverno, como moito, hai unhas quince persoas. No verán, algunha máis». Niños, ninguno, solo de visita. Lo dice Francisco Blanco, presidente de la Asociación Amigos de Mones. La propia Dolores, una de esas resistentes, recuerda tiempos «nos que se collía moito viño, pero xa non queda nada». La evolución, la resignación. Ni vino, ni centeno, ni tierras aradas. Ni olivos, ni trigo, ni casi castaños. Por eso recurrieron al Apóstol.

Idas y venidas

La peregrinación de estos vecinos tuvo su eco. Francisco recibió varios correos. Una pareja del País Vasco se interesaba por la posibilidad de vivir en el pueblo. Una mujer argentina solicitaba lo mismo. No obstante, de momento, no han llegado nuevos vecinos a Mones. Al contrario. Hay épocas del año en las que los que son habituales se van. Subir hasta este lugar, encajonado en el alto de un valle y con vistas al embalse de San Martiño, es ahora mismo un viaje lleno de curvas por el otoño. Las vistas impresionan. «Aquí fai moito frío en inverno. Hai zonas sombrías nas que non lle volve dar o sol ata a primavera», asegura Blanco. «Algúns veciños marchan para A Rúa, a uns oito quilómetros, outros teñen que ir a Ourense...». Mones queda para temporadas más apacibles, para pasar algunos festivos o para visitar en domingo y fiestas. Unas casas se caen. Otras se han restaurado. Alguna hay a la venta. El declive sigue, pero tratan de resistir.

La historia de Francisco ejemplifica lo ocurrido. «Aquí houbo moitísima xente e os recursos eran limitados, así que tivemos que ir marchando. Nós fomos unha familia de sete irmáns, pero habíaas tamén de oito, de doce... Por moito que repartas, non chegaba... así que había que saír». Excesiva población y escasas posibilidades económicas. Francisco vive en A Coruña hace 44 años. Pero Mones es Mones, «e esta será a miña última morada, como tamén o quixo meu pai». Lo cuenta mientras, cámara en mano, aprovecha para retratar su pueblo, adonde también volvió su hermana Pacita después de 20 años de emigración en París. A casa. «É que isto non é calquera cousa», ríen.

825 años, 825 kilómetros

El 8 de junio de 1187 se fechó el primer documento escrito que hace referencia a la existencia del pueblo. Por eso, en el 2012, Mones celebrará su 825.º aniversario. En muchas de las calles del pueblo se ve esa cifra, sobre el asfalto. Han preparado actividades en la propia localidad, pero también en A Coruña, donde harán una caminata de 825 kilómetros en 20 etapas. Se han movido tanto para dar a conocer su situación que incluso han recibido una felicitación de los príncipes de Asturias. Mones respira con dificultad, pero todavía sobrevive.

QUÉ FUE DE el pueblo de petín (ourense) que se trató de salvar peregrinando