La Voz culmina su renovación

redacción / la voz

GALICIA

El periódico estrena el segundo cuerpo de la nueva rotativa en vísperas de su 130 cumpleaños

04 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La Voz celebrará su 130 aniversario con su maquinaria engrasada. El primer periódico de Galicia ha culminado en el 2011 su proceso de renovación tecnológica con una planta de impresión que lo sitúa a la cabeza de la prensa española. Los dos rotativas de la compañía alemana Manroland, con sus seis torres y sus dos plegadoras de nueve cilindros, hacen posible que La Voz llegue diariamente a todos sus lectores íntegramente en color y con suplementos propios y diferenciados.

Este coloso del universo Gutenberg está instalado en la planta de Sabón I, en Arteixo, y alcanza la altura de un edificio de cuatro plantas. Pero, más allá de su dimensión física, supone a nivel técnico un salto de calidad clave para una producción versátil, ya que se pueden editar productos de hasta cinco tamaños de página diferentes. Todo esto hace posible que La Voz publique sus propios suplementos con un formato diferenciado. Y permite la edición de otras publicaciones especiales, como la revista de la Liga o el cuadernillo dedicado a las últimas elecciones generales.

El proceso de impresión se ha agilizado, ya que las rotativas llegan a superar los 40.000 ejemplares por hora en su máxima capacidad de producción. El ahorro de tiempo es básico para un diario tan complejo como La Voz, que saca a la calle 13 periódicos diferentes. Las máquinas de impresión necesitan realizar sus correspondientes paradas para modificar los contenidos y ofrecer información diferenciada en las 13 ediciones con las que cubre toda Galicia.

Entre las ventajas de esta puesta a punto también destaca el ahorro de papel, puesto que su precisión permite que se desechen menos ejemplares con problemas de impresión al inicio y al final de cada tirada.

Ya han pasado casi 130 años desde que se pusiera en marcha la Rotoplana Marinoni, la primera máquina con la que se imprimió La Voz, que descansa en el museo del periódico. Hace mucho tiempo que la linotipia es historia. Y la Marinoni es como un venerable Rolls-Royce al lado de las Manroland, los Ferrari de la impresión. A la medianoche comienza una liturgia que, aunque ha ido puliéndose, conserva su magia primigenia. Las planchas se colocan en los rodillos. Ese particular mundo empieza a girar. Ríos de papel se tiñen con negro, amarillo, magenta y cian. Y su curso desemboca en los quioscos y en los buzones de miles de lectores.