Sanidad según renta

GALICIA

30 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Hay diferentes modelos sanitarios que pueden cumplir los objetivos básicos que requiere una sociedad de bienestar, como universalidad y equidad, a los que quizá habría que añadir eficiencia macro y microeconómica. Todos los modelos son, por otra parte, mejorables. De hecho, con independencia de su origen y estructura básica, todos los países avanzados se han embarcado en reformas para corregir sus aspectos más débiles.

El planteamiento que propugna el consejero de Sanidad de la Generalitat de Cataluña no es nuevo en Europa. Simplificando mucho, la obligatoriedad de suscribir un seguro sanitario para rentas altas forma parte de modelos sanitarios como el holandés o el alemán. Constituyen variantes de modelos de seguridad social con múltiples aseguradores, públicos y privados. Estos modelos están fuertemente regulados para evitar las distorsiones del «libre mercado» como, por ejemplo, diferentes coberturas o selección de riesgos. Son un producto de la historia de esos países y son, esencialmente, válidos. No se puede objetar que la sociedad holandesa no disfrute de un Estado de bienestar ni que un modelo así sea inaceptable políticamente.

Pero el planteamiento que como «idea-para-un-debate» nos llega de Cataluña es extraño en nuestro país simplemente por la evolución que hemos seguido. Un modelo originario de seguridad social con asegurador único y público, pero que ha derivado en sistema nacional de salud financiado con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Estructuras tan masivas como la sanidad pueden -y deben- ser evolucionadas y renovadas, pero puede ser extremadamente complicado, e innecesariamente conflictivo, modificarlas radicalmente.

Si estuviéramos ante una pizarra en blanco se podrían discutir diferentes fórmulas y las centroeuropeas tienen muchos elementos de interés, sobre todo de cara a la eficiencia. Pero no es el caso. Parece más indicado centrar los esfuerzos en construir un sistema más flexible y participativo, que obtenga un mayor retorno (en salud) de los recursos empleados a partir de la estructura actual, que es el resultado de una larga aunque lenta evolución. Aunque otros modelos pudieran parecer más atractivos, solo sobre lo que ya tenemos se pueden construir los consensos básicos que permitan mejorar sustancialmente nuestra asistencia sanitaria.