«Creo que la justicia empieza en el despacho del abogado»

julio á. fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Afirma que la nueva ley de acceso a la profesión de abogados y procuradores, que entra en vigor el lunes, dará más seguridad y conocimiento

29 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El lunes, cinco años después de su aprobación, entrará en vigor la nueva ley de acceso a la profesión de abogados y procuradores: exige dos años más de formación, a mayores de la licenciatura en Derecho, para vestirse la toga y actuar ante los tribunales. El Consejo de Ministros aprobó el pasado 3 de junio el reglamento que desarrolla la aplicación de esta ley. También el próximo lunes, Antonio Platas (Santiago, 1934) recibirá la Cruz de San Raimundo de Peñafort.

-¿Cómo se ve desde una profesión liberal por excelencia y desde la perspectiva que dan 40 años de ejercicio esta nueva realidad?

-En principio parece que impone una limitación a todo aquel que sale de la universidad. Sin embargo, me parece que era una ley necesaria, y además, exigida desde instancias europeas. Al no existir una práctica del ejercicio de la profesión dentro de la universidad, un licenciado no está preparado para actuar en los tribunales. Antes había lo que se llamaban las pasantías, que no eran otra cosa que la incorporación del recién salido de la universidad a un bufete más o menos consagrado, donde pasaba dos o tres años escuchando consultas, leyendo pleitos.... Creo que la justicia comienza en el despacho de un abogado.

-¿A quién beneficia la reforma, a los abogados o a sus clientes?

-A los clientes. A los abogados lo que les da es seguridad y conocimientos. En ese sentido beneficia también al letrado.

-¿No implica menos competencia para los abogados?

-La reforma implica más formación en una profesión con un componente social fundamental y que exige estar al día. Será como el mir para los médicos.

-En Galicia hay poco más de 300 órganos judiciales, 335 jueces y unos 6.000 abogados.

-Existe una cifra extraordinariamente grande de abogados. En A Coruña hay tantos como en París y como en el Benelux, que son tres países, y a todos les va bien, todos son capaces de subsistir. También es cierto que de cada 100 abogados que se colegian, no tardan en darse de baja un 30 %. Y no lo es menos que en Galicia hay mucha litigiosidad.

-¿Cuántos licenciados en Derecho se incorporan cada año en Galicia al ejercicio?

-Solo en A Coruña unos 150. En Galicia, entre 400 y 500.

-El año pasado se dictaron en Galicia más de 13.000 sentencias derivadas de otros tantos pleitos, todos con abogado.

-Una buena parte de ellas están relacionadas con temas de tráfico. El 60 % de esos pleitos son en la jurisdicción penal, y de esos, el 40 % por temas relacionados con la circulación.

- ¿Cree que ya está superado el tópico del abogado picapleitos?

-Esa es una expresión que perjudica al ejercicio de la abogacía. El abogado no impulsa los pleitos, es el cliente el que busca al abogado. Que seamos más o menos receptivos a poner en marcha la máquina judicial obedece a muchos factores. Hay abogados más osados y menos osados, pero en pleno siglo XXI el concepto del abogado instigador de los pleitos debe ser abandonado.

-Pareciera que los abogados del futuro van a tener más trabajo como mediadores.

-Por supuesto. En eso está el ministro de Justicia actual, un firme defensor de la mediación. Ya hay leyes de mediación. En el campo penal, la conformidad, y en el civil, la transacción. Me parece lo deseable, porque el fin último de la abogacía es la paz.

-La ley de agilización procesal tiene muy alterados a los abogados.

-Ha sido un proyecto del ministro Caamaño, a la vista de la extraordinaria proliferación de litigios. En los últimos diez años se ha doblado la litigiosidad y hacía falta evitarlo. El problema que tienen los abogados es que esta ley puede chocar con los artículos 24 y 25 de la Constitución, en la medida en que se provoquen indefensiones. Ahora para llegar al Tribunal Supremo en casación, la cuantía de 25 millones que había ya no será razón suficiente: ahora el limite está en 100. ¿Hasta qué punto no provoca resentimiento en el justiciable? En aras a una justicia más rápida se degradan las cautelas.

-Acaba otra legislatura y no se ha aprobado una nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal.

-Conozco el anteproyecto elaborado por el ministro Caamaño en tan poco tiempo: supone un esfuerzo encomiable y es una pena que no llegase a tiempo para ser aprobada por las Cortes actuales. Hace 129 años que caminamos con una ley procesal aprobada en una época en la que no había ni luz eléctrica ni coches, que ha sufrido múltiples reformas y que no es homogénea. Me gustaría que una de las primeras tareas que acometiese el Parlamento que salga de las próximas elecciones fuese la aprobación de esa ley.

Antonio platas Tasende decano del colegio de abogados de a Coruña