La épica de cuatro noches en vela para defender Pintás

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Vecinos de Calvos de Randín explican su lucha contra el fuego

24 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El humo vuelve a elevarse hacia el cielo junto a Pintás, una aldea con una veintena de vecinos del concello ourensano de Calvos de Randín. Junto al fuego que va afeitando la hierba seca que cubre el monte, Albino corta el paso a las llamas bajas con una xesta. Unos guantes de látex son la única protección con la que cuenta en esa lucha desesperada para proteger, sobre todo, un pequeño bosque de pinos que hay junto al pueblo. Un incendio ahí sería algo fatal. No podrían controlarlo y acabaría tocando a las viviendas.

Pero Albino tiene suerte. El viento juega a su favor y empuja el humo en dirección contraria. Paso a paso, con estrategia, va cortando el paso «ao lume». Lo empuja hacia terreno quemado. Para que muera en el mismo lugar que antes asolaron las llamas. «Andiven toda a mañá por aquí e non vin nada. Marchei comer e pasadas as dúas da tarde volveu prender», dice con una voz desesperada. Es el quinto día que este vecino de Pintás lleva en alerta, pendiente de un incendio que no ha dejado de reproducirse. Solo dio tregua durante dos jornadas.

Como el resto de los habitantes del pueblo, estuvo despierto durante cuatro noches. Dos de ellas incluso las pasó en el monte, vigilando que las llamas no se acercaran. «Agora tamén teremos que facer garda para coller aos que prenden porque parece que ninguén fai nada por collelos», explica.

Porque en Pintás están convencidos de que los incendios son intencionados. El fuego llegó desde Golpellás, una aldea cercana que se ve a lo lejos. Ese día, subrayan los vecinos que ahora están reunidos en la zona cero, lo apagaron con el esfuerzo de todos porque, como explican, no tuvieron el domingo ayuda de nadie. «Veu o alcalde pola tarde cunha desbrozadora», dicen. «Chamamos e chamamos á Garda Civil», explican. Pero parece que ese día los servicios de extinción no lograban llegar a todas partes. El número de focos era muy elevado.

El pasado lunes, cuando en toda la comunidad se habían registrado 400 fuegos en cuatro días, por la tarde reapareció. Entonces llegó una carroceta con agua. Lo mismo que el martes, cuando después de comer el incendio volvió a reproducirse. Junto a los vecinos, una cuadrilla de brigadistas y un helicóptero vertían agua sobre el fuego que volvía a cercar el bosque de pinos. Pronto quedó totalmente controlado. Faltaba bañar todo con agua para evitar que volviera a prender. Los vecinos volvieron al pueblo, pero no dejan de mantener la guardia.