En la historia judicial reciente de la provincia lucense no aparecen jueces que hubiesen llevado a cabo investigaciones del calado de las que tienen entre manos las juezas Pilar de Lara Cifuentes y Estela San José. Hasta su puesta al frente de los juzgados de instrucción números 1 y 3, respectivamente, fueron los fiscales Jesús García Calderón y Jesús Izaguirre quienes se pusieron al frente de operaciones espectaculares. El primero cerró una operación de prostitución que dormía en los cajones de algún juzgado y, además, provocó el encarcelamiento de los alcaldes de O Vicedo y A Pobra de Brollón. El segundo se ocupó de hacer temblar la Diputación y a Francisco Cacharro con su operación Muralla.
De Lara y San José, en los últimos meses, han visto cómo les llovían ataques desde todas las esquinas porque sus investigaciones no son del agrado de sectores sociales de estratos medio altos. Los ataques afectan incluso a sus vidas privadas. Ya no queda nada que airear sobre ellas, sobre sus gustos, sus confesiones políticas, religiosas... Foros de Internet rebosan de descalificaciones personales.
San José hizo caer a un subdelegado del Gobierno (Jesús Otero, por el caso de las multas de tráfico), llevó a los calabozos al alcalde de Castro de Rei (ahora concejal) por una presunta trama en la realización de obras. Sus investigaciones también se llevaron por delante al jefe provincial de Tráfico; la imputación del que fuera director general de la Policía Local... Ahora en la lista están políticos del PP, del BNG e incluso el ministro Blanco.
De Lara hizo temblar a los mandos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en la capital. Imputó al que fuera comisario y detuvo a mandos de la Brigada de Extranjería de la comisaría. Eso en el lado del Cuerpo Nacional de Policía. En el de la Guardia Civil tiene también involucrados en la operación Carioca a un buen número de mandos.