Sospechan que el asesino del chófer de Verín puede ser alguien de su entorno

Marta Vázquez Fernández
m. vázquez OURENSE / LA VOZ

GALICIA

Los investigadores están tomando declaración a familiares y compañeros

14 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La solución al misterio que por el momento rodea a la muerte de Bernardino Pousa Rodríguez, degollado en la madrugada del pasado lunes en la nave de la empresa de autobuses de Verín de la que era encargado, podría estar en su entorno. Así lo sospechan los agentes de la Guardia Civil, que en las últimas horas ya han tomado declaración a familiares y conocidos de la víctima, a la espera de poder encontrar pistas que conduzcan hasta el asesino.

Aunque por el momento no se han efectuado detenciones, los agentes del equipo de Policía Judicial que se han hecho cargo de las investigaciones están tratando de averiguar qué hacían las personas vinculadas al fallecido, tanto personal como laboralmente, para tratar de aclarar el crimen y detener al sospechoso.

Aunque el caso se está llevando con suma cautela, han trascendido algunos detalles relacionados con las circunstancias de la muerte de Bernardino, de 59 años. La víctima regresaba de hacer un servicio dominical entre la villa verinense y la costa pontevedresa cuando, al parecer, otra persona lo estaba esperando en el interior de las cocheras de la empresa Autos Guerra, situada en el número 26 de la avenida de Portugal.

A medianoche

Se calcula que la muerte tuvo lugar entre las once y media y las doce de la noche del domingo, aunque el cuerpo de la víctima no fue hallado hasta la una y media de la madrugada. Fue un compañero de trabajo de Bernardino quien, poco después de la una, se acercó hasta las cocheras para comprobar si todo estaba bien.

Normalmente, la víctima avisaba en la empresa cuando regresaba tras completar un servicio discrecional. Aquella noche no lo hizo, por lo que otro empleado pasó por la nave para asegurarse y lo encontró ya sin vida y en medio de un gran charco de sangre. Avisó entonces a los agentes de la Guardia Civil, quienes se personaron en la nave de Autos Guerra poco después. No se pudo localizar a los familiares para comunicarles lo ocurrido hasta dos horas más tarde.

El forense constató que el cuerpo presentaba una contusión en la cabeza y corte profundo en el cuello. Al parecer, el asesino golpeó primero a la víctima para reducirla y después la degolló con un arma de filo suave que por el momento no ha sido encontrada. Parte del cadáver estaba bajo el autobús que horas antes había conducido el fallecido, lo que sugiere que podría haber forcejeado con su agresor.

Entierro en Trasmiras

Mientras, familiares y amigos despidieron ayer a Bernardino Pousa Rodríguez en el cementerio de la pequeña localidad de Escornabois (Trasmiras), de la que era natal, aunque desde hace años había trasladado su residencia a Verín.

La víctima había sido emigrante en Alemania durante varios años. A la vuelta, encontró un trabajo de conductor en la empresa Autos Guerra, de la que también era encargado, y a la que permaneció vinculado hasta su muerte.

Pousa Rodríguez había rehecho su vida con otra pareja tras divorciarse de su primera esposa, con la que tenía una hija. Fuentes del entorno aseguran que desde hace tiempo las relaciones entre Bernardino y las dos mujeres no pasaban por su mejor momento. Ambas, sin embargo, acudieron ayer al funeral en Escornabois.