l Golden Gate fue construido en los años 30, en plena recesión (peor que la que actualmente padece Estados Unidos) y en medio de muchas voces que cuestionaban la rentabilidad de una obra que acabaría llevándose el doble de presupuesto de lo que se había estimado inicialmente. Era necesario unir ambos lados de la bahía, en la que tan solo existía un ferri obsoleto. Pero entonces eran pocos los visionarios que daban la cara en aquel momento de crisis frente a quienes creían que construir el puente no sería rentable. Al final se construyó y hoy nadie se atreve a poner en duda que el crecimiento y la prosperidad económica de San Francisco se debe a este famoso puente colgante.
En medio de una nueva crisis, hay quienes prefieren ver el AVE a Galicia como un negocio que tampoco resultará rentable. Los gallegos tan solo pedimos las mismas oportunidades de movilidad que el resto del país. Nuestro Golden Gate, postergado y olvidado hasta la finalización de las líneas «prioritarias» a Valencia y Barcelona, no termina de arrancar.
Quienes defienden una mejora de la línea actual ponen de manifiesto un desconocimiento absoluto de la historia, el trazado y el estado de la línea convencional entre Zamora y Ourense. Con obras a las puertas de Zamora y con pruebas entre Ourense y A Coruña, esta mejora supondría una labor igual de compleja pero con unos resultados insuficientes. Para chapuzas, los gallegos ya contamos con el eje atlántico.
Hoy, comunidades como Cataluña, cuentan con un AVE hasta Madrid, en el 2012 tendrán una segunda línea de conexión con Francia y ya hay voces pidiéndole a Mariano Rajoy un nuevo eje mediterráneo. ¿Será el AVE gallego la moneda de cambio?
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