«Cuidado con criticar a la ligera el Estado autonómico. Ha sido útil»

Francisco Espiñeira Fandiño
francisco espiñeira A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

«Ha contribuido a mejorar muchos servicios, como la educación o la sanidad», avisa

14 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

José Manuel Romay Beccaría ha ocupado todo tipo de responsabilidades políticas y a todos los niveles. Desde que estalló el escándalo Gürtel, es el guardián de las buenas prácticas en el PP, por petición expresa de Mariano Rajoy, y el tesorero del partido. «Mariano es una persona intachable, absolutamente honesta, sin ninguna sombra de duda sobre su comportamiento, que hará un equipo con los principios de la máxima rectitud. Es cierto que hemos tenido algunos casos despreciables, pero al que ha tenido una responsabilidad clara se le ha retirado y, en otros casos no tan claros, se ha optado por la prudencia y la presunción de inocencia para no ser injustos con las personas, pero los que formen parte del próximo Gobierno serán personas absolutamente intachables», promete.

-¿Cuál es su línea ideológica?

-Liberal reformista, como mis maestros. Creo en la libertad como valor fundamental y en el mercado, pero considero que el Estado debe actuar para impedir sus excesos o fallos y apoyar a los que más lo necesitan.

-¿Cómo llegó a la política?

-En los setenta participé con Manuel Fraga en el Gabinete de Orientación y Documentación, que luego sería el embrión de Alianza Popular. Antes ocupé otros cargos -secretario general de Sanidad, subsecretario de Estado de Presidencia y Gobernación- y cuando Gerardo Fernández Albor me llamó para volver a Galicia y trabajar con él en su proyecto galleguista integrador y positivo, lo acepté. Aquella sí que era una Administración realmente austera y con pocos medios, pero conseguimos sentar las bases de la Administración autonómica, tanto a nivel financiero como de equipos. Fui diputado en 1982 y en el 84 regresé a Galicia para asumir la presidencia provincial y reforzar al partido.

-Eran épocas turbulentas en la política gallega.

-[Esquivo] Hubo la moción de censura y el tripartito en un episodio... [silencio]. Luego, las elecciones devolvieron la presidencia al PP, con Fraga. Fue una experiencia apasionante.

-¿Por qué?

-Aún reviso de vez en cuando los libros blancos sobre todas las materias que se hicieron entonces. Fue un aporte intelectual muy importante. Y con Fraga viví otra experiencia apasionante en la pelea por la revitalización de las autonomías en la vida política y económica.

-Hay quien las cuestiona.

-Cuidado con criticar a la ligera el Estado autonómico. Ha sido una herramienta muy útil y que hay que poner en perspectiva, porque la descentralización ha tenido efectos muy positivos. Hay políticas, como los servicios públicos, fundamentalmente la educación o la sanidad, donde es muy importante la cercanía al ciudadano y donde se han producido avances irrenunciables. Luego, si hay excesos, corríjanse, pero mucho cuidado con los juicios ligeros.

-¿Hacia dónde deben ir?

-Que funcionen mejor y con más austeridad. Ahora está más puesta la lupa sobre las comunidades, pero si hiciéramos el mismo examen a la Administración central también encontraríamos muchos casos de organismos anacrónicos y sobredimensionados o infrautilizados. No puede haber 17 realidades diferentes, como dijo el Consejo de Estado.

-¿Cómo recuerda la dicotomía de boinas y birretes?

-Fue una simplificación de la prensa. Yo le pedí a Fraga estar en Agricultura para estar cerca de la gente, porque siempre me sentí muy cerca del rural gallego. Luego, al cabo de un año, fui a Sanidad porque me lo pidió Fraga y lo hice encantado.

-¿Alguna vez se sintió delfín de Manuel Fraga?

-No. Ni yo lo pretendí ni Fraga era de esa opinión, pero siempre pretendí que tuviese la mejor sucesión posible.

-¿Qué siente al ver a tantos de sus discípulos, Rajoy, Feijoo, Negreira... en primera línea?

-Una satisfacción muy grande por haber tenido la suerte de haber encontrado colaboradores de esa valía y que ahora han encontrado el reconocimiento de la gente en las urnas. Y en objetivos tan difíciles como el de Feijoo, que recuperó la Xunta a la primera. O Carlos Negreira, que logró la alcaldía en dos tacadas, y Gerardo Conde Roa, que también lo tenía difícil. Y qué decir de José Manuel Rey en Ferrol, que está más en la categoría de los nietos, pero que ha sido excepcional.