Entre los voluntarios y trabajadores de la catedral empezó a correr el rumor de que «algo más o menos grave» había ocurrido en el archivo del templo. Un trabajador del Cabildo comentó que, por la tarde, oyó hablar de que se había «perdido» un documento del archivo, pero se sorprendió al decirle que se trataba del Códice. Apuntó que en ningún momento sospechó que se pudiera tratar de este libro, ya que está rodeado de «muchas medidas de seguridad», no solo para evitar su robo, sino también su deterioro. Precisamente, los controles hacían impensable que pudiera ser sustraído.
El libro está custodiado en una caja fuerte, a la que solo tienen acceso un grupo reducido de personas, según confirmó esta fuente. La única vez que esta persona pudo verlo fue hace unos meses y «a distancia». Entonces, una persona lo sostenía en sus manos, mientras relataba la historia del documento histórico a un reducido grupo de personas.
Durante la tarde, el interior de la catedral no parecía haber sucedido nada. Como todos los días, en la puerta de acceso al claustro había un guardia de seguridad y no había más personal del habitual. Tampoco se veía movimiento no habitual en el Cabildo.