El coruñés que ganó «Pasapalabra», absuelto otra vez de estafa

a mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Ya son 5 los jueces que no ven delito y sí «ambición» en los afectados

18 jun 2011 . Actualizado a las 11:07 h.

Decenas de personas lo habían denunciado al considerarse víctimas de una estafa millonaria urdida por este coruñés que en el 2007 ganó el mayor premio que hasta entonces se había dado en televisión, pues se hizo con 240.000 euros en el concurso Pasapalabra. Pero este genio de las inversiones les había prometido unos intereses tan elevados que lleva a los jueces a pensar que algunos de los afectados eran víctimas de su propia «ambición», al llegar a creer que podían ganar tantísimo dinero de forma muy rápida y sin riesgo alguno.

Los denunciantes afirmaban que Miguel Rodríguez les ofrecía un 10 % de interés mensual. «Nos decía que por cada mil euros, nos entregaría 1.200 a primeros de cada mes», declaró ante el juez una de las víctimas. Por el momento, ya han sido cinco jueces los que han sobreseído sendas causas contra este hombre. Concretamente, los juzgados de instrucción números, 3, 4, 5, 6 y 7 archivaron las causas que se seguían contra él. No ya por considerar que en su ánimo no estaba el de engañar a la gente, sino porque desde que se destapó el asunto hizo serios esfuerzos por reintegrar el dinero.

Se trataba de denuncias formuladas por varias personas que se unieron en plataforma de afectados. La lista de víctimas podría superar el centenar, y el dinero supuestamente estafado, el millón de euros. Pero los magistrados entienden, según consta en los autos, que no puede acreditarse que el acusado actuase con ánimo de engañar. El imputado, defendido por el letrado Santiago Fernández, aseguró que esas personas que le habían confiado el dinero conocían el riesgo de las operaciones bursátiles. Recordó que los denunciantes ganaron mucho dinero con él y que cumplía religiosamente con el pago pactado, que en la mayoría de los casos alcanzaba el 10 % mensual. Hasta que la Bolsa dio un giro y los beneficios pasaron a ser pérdidas.

El imputado sostuvo siempre que nunca mintió a los inversores. Desde el primer día los informó del funcionamiento de sus operaciones en el mercado de futuros. Todos sabían, según declaró, que los beneficios en este campo pueden ser altísimos, pero muy peligrosos. Los jueces también creen que no hay delito de estafa alguno en la actuación del procesado, al que aún le quedan algunos juicios pendientes. Los magistrados saben del riesgo del mercado de futuros y comprobaron que el dinero que los inversores le entregaban al imputado no iba a parar a su bolsillo, sino que este lo invertía en Bolsa.

Al principio, allá por el 2004, cuando todo comenzó, el negocio iba rodado. Miguel contaba con pocos inversores. Bajo contrato, les prometía un interés del 3 %. Cumplía. Como un reloj. Luego, el boca a boca animó a decenas de coruñeses. Ni él ni nadie se imaginaba entonces, según los autos, que la Bolsa diese un vuelco con la crisis mundial.